martes, 31 de marzo de 2009

Re: Los problemas fundamentales de la educación

Walter Reynaga Vasquez
reynagavw@yahoo.es

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No se trata de emular, apreciada Mariana, en todo caso se trataría de copiar y del modo más fiel posible si la receta de Obama fuera efectiva, o la de cualquier otro. Como se hace con un medicamento que ha demostrado efectividad para combatir una enfermedad. Y, en cuanto a la organización y gobierno de un país, antes que la creatividad estética ha de contar el criterio científico, y su creatividad, así como la efectividad en la práctica. Otros son los espacios donde los bolivianos podemos cultivar nuestra singularidad y creatividad artística y cultural. Por estos ámbitos, incluidos los de la educación y la economía, debe contar la experiencia de la humanidad.

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"la educación históricamente y hasta ahora no fue tomada todo lo en serio que se debía , [...] en tanto las reformas educativas planteadas con todo interés y criterio se acomodaban "al presupuesto", pretendiendo ilusamente que nuestros maestros y educadores se formasen "en olla de presión" en talleres de poco mas de un mes para tranformarlos por obra de alakazam en pedagogos competentes sin observar su formación anterior, vocación , interés y /o compromiso por decir lo menos,....... y todavía nos preguntamos ¿porqué fallaron estas reformas?"

Esto que dices es cierto Mariana. Entonces, en función de un diagnóstico útil de los problemas de la educación tendríamos que buscar los orígenes de esta manera de hacer las cosas que tienen nuestras autoridades. Del por qué no hacen las cosas debidamente. Creo yo que en el fondo la razón está en que a las autoridades bolivianas de educación no les interesa hacer bien su trabajo, no les importa mucho la calidad de la educación que reciben nuestros niños. Detrás de esta actitud estaría: 1) la cultura tradicional en Bolivia, derivada de la colonia, que toma la función de autoridad como ocasión de beneficio mezquino para la misma antes que momento de servicio al país o desempeño de un trabajo productivo; 2) la gravitación de la maquinaria de corrupción instalada en las oficinas públicas, justamente en es propósito, sacarle provecho personal al cargo; afanes facilitados y sostenidos porque, 3) en la práctica, lo que es del estado es de nadie y está a merced de la avidez personal de la autoridad, a despecho de su definción como propiedad pública. De estos factores resulta el descuido y el deficiente desempeño de las autoridades, también en el sector educativo. Factores que constituyen la problemática fundamental de la educación en Bolivia. De los que deriva la administración deficiente y el desperdicio de recursos financieros, materiales y humanos. Con los resultados que conocemos: una educación de nivel miserable y atentatoria de la economía del estado y la familia. Qué lejos estamos de los que logran en países como Singapur, Hong Kong, Japón y hasta Chile (país que sin embargo está en procesos de mejoramiento de su sistema educativo).

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Una corriente de análisis asigna responsabilidades en la educación a maestros, autoridades y padres de familia, sin diferenciar su rol ni grado de responsabilidad. Coincidirás conmigo en que los actores principales de la actividad educativa y sus resultados la tienen los maestros, los educadores junto a las autoridades. ¿Cuánto podrían hacer padres de familia que viven afligidos hasta el agotamiento por llevar a sus casas el esquivo pan de cada día por apoyar la educación de sus hijos a más de apenas financiar la supervivencia de sus hijos y asistencia a la escuela, peor aún cuando apenas saben leer y escribir? En países pobres y atrasados como el nuestro esa condición es común a la gran mayoría de las familias. Aquí, en la mentada comunidad educativa quienes deben jugar el rol definitivo son los maestros y las autoridades. Pero claro, no lo hacen ni lo harán, por las razones anotadas. Más aún cuando los ingresos económicos del maestro y sus opciones de ascenso profesional no dependen de su rendimiento productivo sino del simple pasar del tiempo, en función de antigüedad, y de su habilidad para acercarse a los capos que manejan la asignación de cargos y estar dispuesto a pagar por ser designado en ellos. Claro, aquí no cuenta para nada el esfuerzo del maestro por hacer un buen trabajo o por su capacitación y nivel intelectual --y existen profesores que con sacrificio logran resultados buenos en la educación de nuestros niños, honor para ellos--. Pero, según se ve y para la mayoría, ya obtenidos el cartón profesional y el item, ¿para qué tendría que esforzarse el maestro por mejorar su cualificación profesional y su rendimiento? No tiene por qué hacerlo. y no lo hace, salvo excepciones. Hasta los esfuerzos por ir a seminarios, cursillos y licenciaturas cuentan más por el peso en el file del cartón o certificado que por el logro de saber y capacidad productiva. Como ves, en estas condiciones no es posible una educación adecuada. Ni reforma apropiada.

Se habrán preguntado los genios consultores (nacionales y extranjeros) que diseñaron la Reforma Educativa de Sanchez de Lozada ¿por qué los maestros habrían de cambiar en su trabajo y hacer lo que de ellos espera la Reforma Educativa? Y, por lo visto, no lo hicieron. Enfocaron cuestiones didácticas, de idiomas en la comunicación educativa, del marco de valores culturales y la participación social, pero no se inquietaron por lo fundamental, la participación de los actores operadores de la educación. Y, ahí están los resultados.. Francamente miserables si se los compara con el esfuerzo financiero hecho --incluidos los centenares de millones de dólares asignados por los indolentes burócratas del Banco Mundial-- como dice Ana María Reyes Montaño:

"los padres bolivianos están pagando mucho dinero en Bolivia (más que en otros países de la región) por una educación privada mediocre/mala. Otro resultado de ese estudio era que el nivel de la educación universitaria pública, ni siquiera tenía parámetros de comparación con el resto de países, o sea que los resultados eran deplorables, el Estado esta gastando mucho dinero con resultados pésimos."

Lo fundamental, en la educación como en cualquier actividad productiva, está en la orientación de los esfuerzos y el desempeño de los actores centrales, no en sus instrumentos, herramientas, manuales de procedimiento, materiales, declaración de principios y bases o fines propuestos. Y el desempeño de nuestros maestros, no ha de cambiar en tanto su sueldo no dependa de su rendimiento. Ni el de nuestras autoridades mientras piensen y esperen que lo mejor de sus ingresos ha de venir, no de sus sueldos, sino de sacarle el jugo a sus potestades aún cuando esto sea corrupción. Lo han hecho las autoridades derechistas como las izquierdistas, ¿recuerdan a Felix Patzi y las computadoras y el derroche en la Reforma Educativa?

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Estos problemas no podrán ser encarados desde el estado, mientras la educación siga gestionada por políticos y burócratas, insensibles y satisfechos. Para esperar soluciones tendríamos que cambiar la estructura de organización (derechos y responsabilidades) en el sistema educativo. Esto es cambiar el rol de sus actores centrales. Ponerlos en una situación donde los beneficios que obtengan dependan de sus esfuerzos y rendimiento. Dando a cada cual según su aporte --principio de composición social--. Esto es, hacer una revolución en el sistema educativo. Lo que implica, como dije la vez anterior, dejar la organización del sistema educativo al mercado, sin quitarle al estado su rol financiero. En mis libros Revolución hacia el desarrollo y la libertad (1996) y Bolivia al Poder (2003) hago planteamientos puntuales sobre esta posibilidad. Nada nuevo, ya que de estos enfoques ya se viene hablando desde hace décadas (Friedman).

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Y vuelvo a preguntarme, ¿por qué será que entidades tan bien intencionadas como el PIEB, CEDLA, ILDIS... y hasta el PNUD no se ocupan de los problemas de calidad del sistema educativo del país, sabiendo bien cuán mal anda y cuan importante es, además de saber que de esto no se ocuparán las autoridades del Ministerio de Educación?

Gracias por tus palabras Ana María.

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