domingo, 28 de junio de 2009

RE: En el abismo.

Tito Pedro Reynaga V.
wreynagavx@yahoo.es

El informe bajo el título de referencia, que nos hizo llegar Julio, es un buen recuento de la ruta y métodos seguidos por el proyecto de cambio que lidera Morales junto con Castro y Hugo Chávez. Sin embargo, se ve incompleto. Pues, margina un factor determinante del proceso: la hegemonía de la ideología populista, de estatización de la economía y colectivismo socialista, especialmente difundida entre los sectores populares e indígenas del país, en desmedro de las ideas democráticas y el libre mercado. Una hegemonía labrada e inscrita en la mentalidad de las masas populares e indígenas en varias décadas de trabajo sostenido por las ONGs, aprovechando recursos de la cooperación externa (incluida la norteamericana, no por nada USAID financió los afanes de Quintana). Condición, que junto con la gran capacidad financiera de Hugo Chávez, constituyen la base real que ha posibilitado la acogida y apoyo de las masas sociales al proyecto populista, a pesar de sus absurdas y reaccionarias pretensiones, al punto de constituir un real peligro para las repúblicas latinoamericanas y sus pueblos.

Veamos. Los motivos fundamentales del proyecto de cambio masista bolivariano están en:

1. Las ansias de prosperidad de una nueva camada de líderes de clases medias, que creen tener sus mejores oportunidades en la toma del poder y el enriquecimiento consiguiente, siguiendo el tradicional uso del poder y los recursos públicos en Bolivia. Al modo oligárquico, colonialista. La historia del país está jalonada por la emergencia de grupos nuevos, que con vocación oligárquica se dan a disputarle el poder a los asentados en los privilegios, apoyándose en sectores sociales perjudicados, a los que arrastran hacia sus banderas instrumentando consignas populistas y demagogia ¿Cuánto de esto no hubo en la afamada revolución del 52?

2. El proyecto de revancha del movimiento internacional marxista, centrado en la necesidad de darle un segundo aire a la degradada revolución cubana, engranándola con un propósito mayor, la conformación de una unión de países socialistas en América Latina (UNASUR, ALBA...), capaz de contribuir definitivamente a la lucha antiimperialista en la perspectiva de remozar las opciones de la revolución marxista mundial. Un movimiento alimentado intelectualmente por cuerudos remanentes del marxismo --aburridos de su privilegiado buen vivir propio de países desarrollados--, incapaces de imaginar nada al margen de sus rancias consignas. Sí, gente de los países desarrollados y líderes de clase media latinoamericanos ávidos de poder y riqueza, a cualquier costo.

Afanes que no tendrían ninguna posibilidad de incidencia, de no ser por la presencia hegemónica de la ideología populista labrada en torno a los viejos mitos marxistas. Lo cierto es que lo líderes y beneficiarios del proyecto totalitario han encontrado en esta difundida ideología el terreno fértil que regado con los petrodólares (abundantemente proporcionados por Hugo Chávez) les ha fructificado en el apoyo masivo, del que aún hacen gala.

Si esto es así, cualquier posibilidad de vencer el proyecto totalitario pasa por enfrentar a esta ideología populista, en su mismo terreno. Poniendo en evidencia la farsa de su supuesta "condición científica", así como el definitivo fracaso en la práctica de la "tierra prometida" que llaman: socialismo. Mostrando a la opinión pública el saldo de miseria material y moral que ha dejado su práctica, tanto en el viejo mundo a la cabeza de la extinta URSS, como en el nuevo mundo, para desgracia del pueblo cubano bajo 50 años de dominio marxista leninista.

No se pierda de vista que el terreno fundamental de la lucha política está en lo ideológico. Mientras nuestros líderes e intelectuales sigan reconociendo, por ignorancia o testarudez, la supremacía de las consignas populistas no podrán ejercer una real oposición. Seguirán reconociéndole "cosas positivas" al extraviado afán del "cambio", alentando los ridículos alardes de sus líderes, que se llenan la boca hablando de revolución cuando en los hechos están embarcados en un proceso reaccionario emparentado con las brutales estructuras coloniales de saqueo y marginación de las mayorías nacionales indígenas.

Y, creo que de este tipo de fuente sale la afirmación del autor, de que: "Los partidos tradicionales, que tradicionalmente apoyaban las estrategias de Washington sobre reformas de libre mercado y aquellas que significaban menor participación del Estado fueron desacreditadas y devaluadas." Porque los hechos demuestra que los partidos tradicionales y sus líderes si algo hicieron por las ideas liberales fue a regañadientes, bajo la presión de Washington, saboteándolas cuando pudieron para seguir la vieja práctica del aprovechamiento ilícito del patrimonio público para su personal enriquecimiento. Cosa que hacían mientras recitaban las consignas populistas, lisonjeando a las masas, y soltaban dádivas inmorales para contentar a las masas y sus dirigentes de oficio. Ciertamente esta apreciación le quita al documento la calidad que merece.

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