domingo, 5 de julio de 2009

HONDURAS : UNA SOLUCION SALOMONICA

Alejo Cespedes
alejo.cespedes@hotmail.com

El intento de retorno a su pais, del presidente depuesto de Honduras, Mel Zelaya, es encomiable porque muestra que aún conserva la virilidad que todo varón debe tener cuando se mete en la batalla política. El bigotudo sobrevoló en avión venezolano el aeropuerto de Toncontin y los golpistas impidieron con obstáculos el aterrizaje de la nave. Muertos y heridos son el saldo de ése Domingo trágico. Que diferencia con los presidentes bolivianos que, presos de desarreglos estomacales renuncian voluntariamente el puesto presidencial o huyen como conejos cuando las papas queman. Las viejas beatas de la Muyurina solían aconsejarnos que "hombre cobarde no entra a Palacio" y tenían razón.

Zelaya aguardará unos días para ensayar de nuevo la recuperación de su trono. Entretanto se me ocurre una solución que se encontró cuando el coronel Alberto Natush protagonizó el golpe de estado del 1 de Noviembre de 1979 y fue repudiado por la OEA y todo el concierto internacional, incluyendo los Estados Unidos.

Para salvar la cara, el milico beniano, accedió a dejar el poder con una sola condición: "todo , todo,menos que el derrocado Walter Guevara, vuelva a la presidencia" y así la valerosa mujer Lydia Gueiler, en matemática sucesión constitucional, asumió la Presidencia de la República. El Natush se fue al Beni a curarse sus herpes anales, los militares volvieron a sus cuarteles a preparar el siguiente golpe, los americanos contentos por demostar que golpe sin su venia, no funcionaba y los parlamentarios satisfechos de seguir cobrando sus dietas. El único perjudicado fue el doctor Guevara que tuvo que replegarse a su casa de la avenida Arequipa, maldiciendo a milicos y civiles, por igual.

Por analogía, el hondureño Zelaya, aceptaría dejar sus pretensiones e irse a teñir sus bigotes a Comayaguela, si el bachiche Micheletti deja la presidencia de facto y si un nuevo comando militar asume la cabeza de las Fuerzas Armadas Hondureñas. Hugo Chavez, feliz de cumplir su juramento de haber derrocado al golpista y el calvo José Miguel Inzulsa, regresaría a Washington creyendo que la OEA todavía sirve. Todos sonriendo con aire de triunfadores....

Podría algún desocupado lector trasladar esta receta al Chief Station de la CIA en La Paz??

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