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Por la calle se acerca un elegante hombre de corbata celeste. Luce confiado y alegre esa mañana. De lejos ve al polilla de siempre, amedrentando a los transeúntes para que le den unas monedas. Cuando se le acerca, el polilla le sonríe y lo saluda con confianza. Aunque uno viste de terno y el otro no, hay algo en común que crea lazos de simpatía.
Cuando el polilla se acerca y le pide la moneda de cinco bolivianos que le había ofrecido, el caballero de la corbata le dice:
- No, lo siento, fallaste a nuestro compromiso... he visto cómo te comportabas cuandro creías que no te podía ver.
Mientras se iba caminando, el polilla le tiró una cáscara de naranja y le gritó desde atrás:
- Mentiroso, imperialista, desgraciado, abusivo... no te he de saludar nunca más Obama!
Los polillas que estaban cerca lo festejaron por macho.
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