viernes, 21 de agosto de 2009

El poder de los precios

Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es

Se puede afirmar que la incesante necesidad de explicar los precios y sus veleidosos ascensos y descensos ha sido una de las principales motivaciones para que la mente humana haya creado la economía política. Empujó a grandes mentes al intento de explicar que hace que las cosas tengan un precio. El esfuerzo por explicarlo hizo que economistas como Adam Smith lleguen al concepto de mercado o que Marx encuentre la esencia del precio en el valor que el trabajo incorpora a los productos que crea.

Gracias a los precios de las materias primas que Bolivia produce, el país ha llegado a acumular unas reservas internacionales que se muestran de fantasía al contrastarlas con el reducido tamaño, en términos internacionales, de esta economía. Es la obtención de productos que en Bolivia se extraen de las entrañas de la tierra, las que proveen fundamentalmente el sustento a este pueblo y son los precios en el mercado internacional que ya por más de un siglo definen el bienestar o malestar de los bolivianos, encumbran poderosos y los derrotan, generan sueños y pesadillas. Los precios de las materias primas gobiernan Bolivia.

Los mercados de los minerales muestran una recuperación que la califico todavía de circunstancial en el contexto de la crisis internacional. Si la demanda de estas mercancías ha crecido en las últimas semanas es más por razones de especulación y de búsqueda de refugios de preservación del valor más que por razones de genuina recuperación de la producción. El gigantesco agujero que la emisión de papeles financieros creó no ha sido aún respaldado por aumento real de la producción. Más aún, la fase de destrucción de los valores no vendidos todavía continúa y la efectiva recuperación aún tomará tiempo. En Bolivia algunas minas cerradas por la crisis se reabren respondiendo al cíclico palpitar de los mercados, tal y cual lo han hecho a lo largo de la penosa historia nacional.

En las altas esferas de gobierno gradualmente se va descubriendo el poder de los precios internacionales. En la semana que termina han declarado que el gobierno comprará productos agrícolas como el trigo y el arroz a precios internacionales. ¡Qué gran avance para estos nuevos poderosos de esta pobre sociedad! ¡Qué gran salto para los actuales gobernantes que han decretado la negligencia acerca del aumento de la producción, la creación de trabajo productivo y el respaldo a las exportaciones manufacturadas!

Si se observa la producción de los mencionados productos agrícolas sus precios internacionales, por lo general, son más elevados que los del minúsculo mercado interno boliviano. No ocurre así con los tomates peruanos, por ejemplo. Se redescubre ahora en Bolivia que los precios son valiosa información para determinar el monto de los subsidios estatales que con fe y esperanza alentarán la producción y permitirán a los consumidores no pagar el precio internacional del trigo o el arroz. ¿Hay en las declaraciones de los jerarcas gubernamentales un atisbo de políticas económicas? Dios y la Pachamama lo quieran así, ya era hora que se acuerden de temas más allá de la conservación del poder por el poder.

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