Por Angel Sandoval Salas
Periodista y Economista
asandoval69@yahoo.com
Que en democracia la confrontación de ideas enriquece las propuestas en beneficio de la misma democracia y en el ejercicio de la práctica política de la gestión pública, no hay quien lo dude.
Pero llevar esa confrontación de ideas al ámbito de lo superficial, de lo meramente mediático, es decir, al mero show-circo donde el candidato se transforma en payaso, no le hace bien ni a la democracia y en lo posterior ni a la gestión pública, menos a la generación de políticas públicas. En suma, no le hace bien al ciudadano.
En este sentido, abusar de los debates, llegar al síndrome de la debatitis no cabe duda que va en desmedro de la calidad de la presentación de las propuestas y su formulación práctica.
En los últimos días hemos observado que se viene machacando demasiado para se inicie una suerte de debatitis entre los candidatos y en todos los niveles. Incluso hasta se han retado a que los debates se hagan en un idioma originario.
Sin embargo, lo que vemos hasta la fecha es que no aparecen propuestas concretas de ningunos de los competidores por el sillón presidencial. Sólo se observan frases hechas, clichés, slogan pintorescos, cosas producidas (armadas), pero carente de contenido en la perspectiva de aportar a la solución de los problemas que son del interés del ciudadano de a pie.
Y es que este ciudadano de a pie está en otra. Está en el dilema de su subsistencia diaria, está en la búsqueda de un empleo digno y de calidad, está preocupado por su seguridad y la de su familia e indignado por tanto odio, resentimiento, revancha, corrupción y mediocridad.
Cada vez estoy más convencido que al ciudadano de a pie NO le interesa ningún tipo de debates, pues estos hace tiempo que dejaron de ser verdaderas confrontaciones de ideas y programas para convertirse en un especie de circo pobre con payasos de quinta y a opas solemnes siguiendo un libreto para una bellacada y vil concurso de mentiras.
Y es que los debates sólo son de interés de los políticos, de los medios para cargar la tinta, captar la imagen o descontextualizar las frases. Son de interés de una pequeña elite de los medianamente leídos y algunos "feisbuceros" y cleptómanos intelectuales antes que para beneficio del ciudadano, a fin de que se forme una mejor idea sobre por qué programa o por quién votará de manera conciente.
Por ahora sólo hacemos votos para que los "cráneos" del marketing político se las ingenien para presentar propuestas y exponer programas serios de Gobierno y que estos sean del interés del gran público.
Pero, como este tipo de palestra ha perdido el interés de la gente y han llegado a saturar porque en realidad no se debate nada, simplemente decimos ¿debatitis? NO, gracias.
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