la enfermedad del poder

Omar Oscar Rocha Rojo
rocharojo@gmail.com

"El hombre que gozó una vez del poder le queda el gusto de su ejercicio y el deseo de continuar en su posesión indefinidamente. Lo que más desea el que ha tenido el poder algunos años –sea como rey o emperador, o presidente o gobernador– es seguir teniéndolo siempre". Alberdi

A lo largo de nuestra historia todos han padecido de esta enfermedad, habiéndose dado cuenta que el mismo es temporal, una vez que el mismo soberano que un día con su voto y su confianza hizo de ellos poderosos, los castiga con su pronunciamiento en las urnas y en muchos casos, destituyéndolos desde las calles.

La gravedad, la ironía y el cinismo del tema es que incluso han logrado crear e imponer un concepto de CLASE POLITICA, como denominativo para los políticos que ejercen poder en diferentes estamentos públicos de carácter electivo y en función de ello crearon normas de protección del sistema, discursos para su imprescindible participación en la democracia y lo peor, desde sus egocentrismos impuesto mensajes con recursos públicos de la gente, sobre su exclusividad y monopolio de mesías infalibles y únicos de servicio a la sociedad, cuya capacidad no es discutible por ningún otro ciudadano o ciudadana y en consecuencia TODO EL PODER ES PARA ELLOS Y POR EL TIEMPO QUE DURE SUS VIDAS Y PARA PRESERVARLO DEBES ACUDIR A LA PROLE.

En ese orden, a 27 años de la recuperación de la democracia, todavía podrán ver personajes que cerca de un 80 % de este periodo han ejercido cargos públicos y todavía piensan que la gente es ilusa y no se da cuenta de su obsoleta presencia y nos dicen públicamente que son necesarios para resolver nuestros problemas y mejorar nuestras vidas.

En el actual paisaje político que es totalmente jurasico, podrán advertir a personajes que sin ningún escrúpulo, han pasado por todos los cargos públicos, desde Concejales, Alcaldes, Diputados, Senadores Prefectos, Embajadores etc., claro que puede estar bien para un proceso de crecimiento y evolución política, pero no, su insistencia muchas veces en los mismos cargos contra la opinión ciudadana, deviene de esa obsesión por tener poder, por que el poder en Bolivia se ha vuelto un asunto de sobrevivencia, enriquecimiento fácil y el acceso a privilegios que siendo ciudadano común es imposible acceder. Encontraran por ello tránsfugios, traiciones, deslealtades, etc. y todo bajo el justificativo de QUE EL PUEBLO LOS NECESITA Y SOLO OBEDECEN AL PUEBLO, claro pero nunca dicen que con plata del pueblo y con bienes públicos logran en muchos casos inducir al pueblo. Pero ese pueblo un día se cansa y reacciona con bronca contra ellos y se da lo inevitable de que HACERLES ENTEDER QUE EL PODER ES TEMPORAL pero para llegar hasta aquí habrán sucedido muchas cosas, que solo después nos daremos cuenta de la verdadera realidad, el recuento de daños será doloroso, no siendo suficiente rechazo ciudadano o procesamiento alguno, por cuanto el tiempo, los recursos y las oportunidades no serán recuperables. Nuestra cuota de complicidad será evidente sin lugar a dudas, por no haber en su momento limitado el prorrogismo y al contrario, haber contribuido con nuestro voto a que SE ETERNICEN EN EL PODER.

Nunca tuvieron la sinceridad de un verdadero servidor público y menos un poco de cariño con ellos mismos y sus familias. No tienen la hidalguía de salir por la puerta ancha tal como ingresaron. De decir basta e irse con el recuerdo y reconocimiento ciudadano de una buena gestión pública – a dedicarse a sus familias o actividades normales, por que el ejercicio del poder es tiempo y tiempo completo - pero insisten en repetir, incluso son imaginativos para pasarse el poder en la familia o a los más allegados y tiene que ser la gente que diga basta, u otro político que termine en muchos casos encarcelándolos por sus actos.

Como dicen muchos el poder es adictivo, aparte de enfermizo y con ese concepto la nueva generación política debe terminar para que nuestro país avance y se desarrolle.