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La polarización política desigual en cuanto a la pujanza del proselitismo oficialista y su total cobertura mediática y material, denota un régimen sustentado en lo "ideológico" y "étnico religioso" cuasi consolidado, además de por su construcción y dominio del monopolio económico-financiero-institucional y también para-institucional(movimientos sociales); también por el dominio de la conciencia de muchos devotos, en base al argumento de ser los "excluidos" en el poder, lo que en consecuencia los convierte en dueños de la voz y conciencia del pueblo; es decir la enajenación de nuestra conciencia, se mantiene con el opio de las apariencias biológicas externas y monedas repartidas a los de ponchos y sin ponchos que nos mantiene en la línea de "igualdad".
Sus discursos radicales tienen un trasfondo religioso inquisidor: "si no estás conmigo, estás en mi contra", es decir, si no estás con el proceso de cambio, eres un hereje político a ser eliminado, por estar en contra del gobierno del bien, del cambio, del gobierno de los "excluidos".
Alzar la voz ante palos cargados de odio e ignorancia y; el alzar banderas de paz ante fusiles que enfundan los "servidores" de la patria, demuestran la entrada de pre embarque a una era inquisidora y de oscurantismo en todos los niveles sociales e institucionales, donde el pandemónium generado por la irracional y destructiva codicia de poder de la cúpula de los "excluidos", terminará inevitablemente en la confusión y destrucción entre las "bases" de los excluidos, que nos pondrá a todos "sin exclusión" al borde del precipicio de la catástrofe general.
Sin embargo, el sentimiento de bolivianismo, de unidad en la diversidad como puntal del desarrollo solidario e integrador, nunca serán enajenados de nuestro corazón y espíritu; y brillará el albor de nuestra esperanza, cuando el oscurantismo osare oscurecer nuestras conciencias; y nuestro valor humano desencadenará su hambre de libertad contra la tiranía inquisidora.
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