martes, 3 de noviembre de 2009

LA CIUDAD

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es
http://educamposv.lacoctelera.net

(Un escenario en constante proceso de perfección, un fenómeno vivo y permanente que nunca acaba de ser concluido)

La ciudad, como conformación social, es algo que a preocupado históricamente a los hombres desde que estos decidieron asentarse, formando agrupamientos estables. Indudablemente se trata de uno de los pasos más trascendentales que el hombre ha dado en términos sociales, para superar las formas organizativas arcaicas que le mantuvieron anclado por miles de años a mecanismos tribales de convivencia. Se conoce que la organización de la ciudad, aparece con la revolución neolítica, momento en el que el hombre se aproxima a un nuevo modelo de convivencia social, sobre la base del control de los cultivos; actividad que permite liberar a parte de la población para otras funciones, como la artesanía, el comercio, el estado y otras.

El control del territorio, que se constituía en la base para garantizar la seguridad alimentaria, a través de la caza de animales y la recolección de alimentos, en grandes extensiones, condicionado al hombre a la trashumancia; es sustituido por el aprovechamiento de la tierra y el agua, que le permiten generar excedentes agrícolas, pero a la vez, provocan â€" también â€" la concentración de población, con todos los problemas que ello implica.

El hombre, con el salto tecnológico que supone la producción de alimentos, pasa de la permanencia momentánea en pequeñas aldeas improvisadas, trasladándose constantemente de un lugar a otro; a la conformación de poblados permanentes y estables, generándose las condiciones, que dan paso a nuevas estructuras organizativas, tanto en la gestión de territorio, como en el ámbito, económico, social y político

Desde aquel pasado remoto, la ciudad (como forma de organización social), ha sufrido innumerables cambios y transformaciones, en tiempo y lugar distintos; sin embargo, en términos conceptuales y de manera general, se puede entender ésta forma de organización social, como un escenario en constante proceso de perfección, que nunca acaba de ser concluido, un fenómeno vivo y permanente que requiere siempre de mínimos acuerdos de sus componentes, que son los que determinan, la fragilidad o solidez de la convivencia social que se desarrolla en su seno.

No se conocen experiencias exitosas de la conformación de estados (forma superior de organización social) que no se hayan basado, en la experiencia de la convivencia urbana. La suma de tribus, nunca fue suficiente para conformar y peor aún, para sostener un estado. Por el contrario, las experiencias más exitosas de estado, que nos enseña la historia de la humanidad, siempre tuvieron como base, el desarrollo de sus centros urbanos; núcleos en los que el conocimiento, la ciencia, la interacción social, el comercio, la producción y sobre todo, la experiencia organizativa, se desarrollaron suficientemente para hacer posible, la organización estatal.

La ciudad, en cualquier tiempo y lugar, siempre fue un verdadero laboratorio de las interacciones sociales y el factor decisivo para organizar el territorio en torno a sí. Desde su aparición, la ciudad ha sido el instrumento básico para transformar el entorno, para colonizar el territorio, para construir un medio diferente en el que la vida humana tenga todas las ventajas que fueran posibles. Sin embargo, también es evidente, precisamente por tener ese carácter de vanguardia, la ciudad concentra las mayores dificultades y contradicciones de la sociedad.

La organización urbana, el perfil de ciudad y la concepción de su rol, han cambiado a lo largo de tiempo, desde las casas rurales, de adobe y paja, de las ciudades más antiguas; pasando por las poblaciones amuralladas, de la edad media; hasta las ciudades actuales, tan extensas y variadas que escapan a la escala humana. La ciudad, como expresión colectiva de la voluntad creadora del hombre, es siempre el reflejo de la concepción que tiene de ella, sus propios habitantes. Toda ciudad es - en términos generales - el resultado de la cultura que la crea, de la visión que la gestiona, del gobierno que la dirige.

En estos días, la ciudad Oruro (mi ciudad), cumple 403 años de su fundación. Ojala que los que vivimos en ella, podamos asumir que se trata del principal bien colectivos que disponemos para gestionar nuestro futuro. De la capacidad que tengamos para de hacer de ella, un espacio incluyente, democrático y universal, depende que sea constituya en el escenario para resolver nuestro problemas y alcanzar nuestros sueños.

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