lunes, 10 de mayo de 2010

Rebelión en la granja*

Franz Rafaél Barrios González
franzrbarrios@yahoo.com

Transcurren los sombríos años entre la guerra y la post guerra de la segunda mundial. Absolutismos depuestos, pero re impuestos por aquellos vencedores concupiscentes y embelesados por la panacea social, cultural que avían le secuestrado a gran parte del mundo europeo, al espíritu de su civilización.

Agosto de 1945. George Orwell, responsable autor británico e intelectual honesto como los pocos y en extinción. Consigue hacer pública su verdad, su novela, mediante una exquisita muestra de la satírica inglesa. Postergada por los motivos necesarios desde su confección en el pleno mismo de la tempestad beligerante, fue descubierta en los cabales que merece algunos años después…

Rebelión en la granja es el titulo que bautiza a una de las mayores expresiones del desnudo político; hoy cohibido por la deconstrucción de valores, la timidez intelectual y la aceptación de correcturanzas antojadizas al interés ajeno**. La meticulosa descripción del comportamiento degenerativo de aquellos sujetos y séquito aparecidos con las promesas de un algo mejor a lo anterior "vencido", pero que al final se corrompen junto a su justificativo en el des propósito.

G. Orwell nos narra cómo en la Granja Manor, propiedad del señor Jones, un conjunto de animales conspira, con mucha pausa y dedicación la deposición de sus amos humanos.

Toda esta motivación rebelde tiene asidero de fe y verdad en el sueño del Viejo Mayor (Willingdon Beauty)*** un muy estimado y popular verraco de aspecto sabio y bonachón. A quien era muy difícil desatender en su decir, por la alta consideración que le tenían todos los animales de la granja.

Los subversivos reunidos en largas sesiones secretas y nocturnas, mientras duraba el sueño del amo (señor Jones), llegaron a elaborar todo un sistema de ideas denominado Animalismo. Este movimiento al Animalismo era regentado por un dueto de cerdos jóvenes, Snowball y Napoleón. Snowball el ingenioso y hábil orador, pero de débil carácter; mientras que Napoleón de apariencia más terrible, era el dueño de la decisión además de alardear ser el único verraco de raza Berkshire en la granja.

Convencidos de ser los animales más inteligentes de la granja, se auto proclamaron líderes rebeldes.

Ciertamente como en toda proeza política no toda la granja tuvo afinidad a tal cometido, unos argüían lealtad a la mano del amo que los alimentaba, otros excusaban su destino con la muerte, y finalmente estaban quienes resignados asumían que con ellos o sin ellos se sucedería la inevitable rebelión; que más da dijeron.

De todas formas la rebelión estaba en proceso hasta que se sucedió en el San Juan del mes de junio. Aprovechando las obvias consecuencias de un vicio recientemente contraído por el señor Jones, el alcohol. Los animales desatendidos en sus alimentos por casi una jornada entera deciden que es el momento, su hambre ya no era tolerable.

Llevados por su silvestre instinto logran expulsar a sus amos humanos (Jones y su esposa), seguidamente ardieron los símbolos de su opresión: morrales, riendas, lazos y demás objetos alimentaban el fuego de la hoguera rebelde. Destruyendo a su paso todo elemento que les recordara su pasado, el sometimiento humano. Uno de los cambios más trascendentales fue el nuevo rotulo que llevaría la Granja Manor, el de Granja Animal.

Establecidos libres, los revolucionarios cerdos llevaron a cabo la más significativa de sus proezas rebeldes. Se otorgaron una ley que regentaría el comportamiento de todo aquél perteneciente a la Granja Animal. Esta ley resultante del escrutinio intelectual de los cerdos, condensaba los principios del Animalismo y se traducida en siete mandamientos, a decir:

[1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo.
3. Ningún animal usará ropa.
4. Ningún animal dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá alcohol.
6. Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales.]

La prosperidad en la Granja Animal no se hizo esperar, inclusive comparada con aquella de los tiempos bajo la administración del humano, era mayor. Sin embargo como en cualquier irrupción contra el orden natural de las cosas, las consecuencias se supieron de inmediato y fatales. La tentación del poder pudo más que la razón e intención de los cerdos caudillos y sus secuaces. Con especial incidencia en Napoleón, llevándolo inclusive a la traición y destierro de su camarada rebelde y amigo Snowball.

[Frederick y Pilkington cambiaron de tono y empezaron a hablar de la terrible maldad que florecía en la «Granja Animal». Difundieron el rumor de que los animales practicaban el canibalismo, se torturaban unos a otros con herraduras calentadas al rojo y practicaban el amor libre. «Ése es el resultado de rebelarse contra las leyes de la Naturaleza» sostenían Frederick y Pilkington].

Napoleón erigido en único líder estableció una dictadura que privilegiaba a la nueva élite de cerdos por encima de los demás animales. Y con la intimidación de los perros de la granja serviles a su propósito, instauró su dominio del terror.

Sistemáticamente la corrupción del cerdo transgrede los motivos nativos de su rebelión, sus críticas al antiguo régimen, y las razones por las cuales deciden deponer a su amo humano. El cerdo termina asumiendo los tan reprochados defectos del dominus de su pasado.

Napoleón en el transcurso de su gobierno logra modificar en substancia los mandamientos del Animalismo, acomodándolos a su interés y conducta.

Los siete mandamientos fueron traicionados por una máxima que sintetizaba el nuevo orden del gobierno de los cerdos:

[Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros]

Los cerdos prontamente empezaron a utilizar el látigo en la supervisión del trabajo, a adquirir enceres materiales como el teléfono y la radio, a practicar las costumbres del humano, a fumar tabaco, a jugar a los naipes, a beber alcohol, a vestir las prendas abandonadas por el señor Jones. Hasta se "habían suscrito a John Bull, Tit-Bits y al Daily Mirror". Empezaron a relacionarse con los vecinos humanos propietarios de las granjas contiguas, para demostrarles y ufanarse de la -falsa- prosperidad y bien estar de la granja administrada por los mismos animales, en realidad por y para los cerdos. Finalmente para concretar nuevas amistades con el una vez reconocido enemigo.

[Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.]

Por lo general los grandes soñadores no viven su sueño, más solo se perturban en sus criptas por la grotesca tergiversación y parasitación de esos ajenos que saben vivir en eterna corrupción del sueño de otros. Esa fue la fortuna del Viejo Mayor, el majestuoso oráculo de la Granja Manor, y su sueño de rebelión, de una República de los animales.

Los animales de la granja buscando librarse de una condición considerada nefasta, la del dominio humano, consiguieron condenarse a otra mucho peor. La tiranía de los cerdos traidores, advenidos en humanos.

NOTAs
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*Animal Farm, George Orwell, Secker & Warburg/1945.
**Sin escudriñar de entre los muchos, se tiene al mañudismo modernamente asumido de lo políticamente correcto. Mañudismo muchas veces provocante de la naturalización de anormalidades. Anormalidades que dan noticia de lo -convencionalmente- indebido o lo contra natural, existentes en razón de la conservación misma de la especie, humana en este caso. http://franzbarrios.blogspot.com/2010/02/lo-politicamente-correcto.html
*** Nombre conocido del verraco para sus presentaciones en certamen. Seguramente ya apartado de ellos por su edad.

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