miércoles, 14 de julio de 2010

EL DIA QUE HICIMOS A EVO UN “SANTO”

Carla Villanueva
lufo69@yahoo.com

Cayó Santos Ramírez el mes de febrero de 2009 y estallamos en júbilo como romanos luego de la muerte de un gladiador malvado en un circo romano. Periódicos y canales de televisión, meses enteros, celebramos los arteros golpes de Suxo, Evo, García Linera, y los opositores contra Santos Ramírez. Le lapidamos, le dimos muerte civil, sin que haya sido enjuiciado. Pocas fueron las voces que entendieron la estrategia gubernamental: Carlos Dabdoub dijo que Santos era un chivo expiatorio, y al parecer fue uno de los pocos, sino el único, que entendió lo que se tramaba.

Luego de la caída de Santos Ramírez, el Gobierno empezó una cacería "contra la corrupción" de modo tan implacable como aquel contra Santos Ramírez. Cívicos, ex ministros, ex presidentes, alcaldes, prefectos, concejales, y hasta el propio Cardenal han sido acusados de corruptos y terroristas. Todos están en la mira.

Claro, la lógica del Gobierno es la siguiente: si el hermano y el compadre Santos está en la cárcel, ¿por qué no el Cardenal Terrazas, Rubén Costas, Mario Cossio, Carlos Mesa, etc.?. García Linera, nos dio la pista y no lo entendimos cuando nos dijo que era preferible cortarse un brazo antes que continúe el cáncer de la corrupción.

Ingenuos fuimos. Sin saberlo, Evo Morales aprovechó la denuncia opositora y mediática contra Ramírez para lograr el 64% en las elecciones generales.

Nosotros, tiempo antes, encumbramos con tanta atención mediática a Evo Morales. Criticándolo, dándole tanta cobertura de prensa. Otra vez cometimos el mismo error. Matamos a su compadre, le extirpamos un brazo, sin saber que con esto le dábamos la autoridad moral para destrozar a cualquiera.

El día que dimos muerte civil a Santos Ramírez, Evo Morales fue elevado por nosotros mismos a la calidad de Santo. De un Santo que corta su propio brazo para combatir la corrupción. Inocentes y culpables, todos los que levanten la cabeza de hoy en adelante caerán. Porque Evo es un Santo hecho por la prensa y por el pueblo.

Nosotros somos, en cierta medida, quienes engendramos la Ley Guillotina, y las otras guillotinas que se vienen luego. De nosotros depende que sigamos esta lapidación social contra los seres humanos llevados a la Guillotina Judicial, o empezar a respetar los derechos humanos, el principio de inocencia, la dignidad y el honor de las personas sean masistas o no masistas. De nosotros también depende seguir creyendo o no que Evo Morales es un santo. ¿Podremos acabar con este mito?.

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