jueves, 12 de agosto de 2010

Conflictos y límites territoriales.

Erika Brockmann Quiroga
erikabrockmann@yahoo.com.mx

En el plazo de 180 días la Asamblea Legislativa Plurinacional deberá aprobar una nueva ley de creación y delimitación de unidades territoriales en la que se prevé incorporar la definición de procedimientos y mecanismos para resolver controversias en este campo. Pocos anticiparon que la conflictividad limítrofe entre Potosí y Oruro estallaría al extremo de opacar el brillo de las celebraciones del 185 aniversario patrio.

Histórica y comparativamente, el conflicto potosino adoptó formas inéditas respecto a otros en el pasado, no se desactivó ni declaró tregua alguna ante una fecha y evento festivo inminente, lo que refleja la intensidad y gravedad del mismo. Por ello, sobran razones para exhortar a la oposición gubernamental que no bata palmas frente al desgaste, la impotencia y los errores gubernamentales en su tratamiento. Los problemas territoriales no son nuevos y, a estas alturas, se agotó el tiempo para la dilación y la política del avestruz hasta ahora dominante en ésta y pasadas administraciones de Gobierno.

No olvidemos que no hay departamento que no tenga al menos un conflicto limítrofe y que más del 80% de los municipios tampoco tiene sus límites definidos. Los procedimientos de saneamiento limítrofe dispuestos por la Ley de Unidades Político-Administrativas (UPAS) aún vigente no terminan de ser asumidos y acatados por la gente.

La falta de racionalidad en este tipo de conflictos y la tardía reacción gubernamental tienen efectos explosivos y contagiosos. De nada sirvió la razonable solicitud gubernamental de que el tema limítrofe sea abordado "en terreno neutral" y no junto a las otras demandas regionales, al extremo de que Oruro prepara la carga de los cañones para no dar ventaja a Potosí en la disputa por acceder al dominio territorial del Cerro Paua, reserva de piedra caliza, destinada a la industria cementera prometida.

Si bien la pobreza está en la base estructural del conflicto en Potosí, existen ingredientes que inflaron el globo de la impaciencia. Se improvisó la oferta de fábricas de cemento movilizando intereses corporativos. No sería extraño que detrás de la masiva protesta de los cooperativistas mineros se esconda la aspiración de manejo y administración de las mismas. Por eso, la captura del cerro es el primer paso en una lucha que carece de toda racionalidad económica, financiera y territorial que hace parte de una 'piñata' que se golpea a ciegas esperando el regalo de aeropuertos y proyectos que bien podrían dar nacimiento a nuevos 'elefantes blancos' costosos e improductivos.

No será éste el primero ni el último conflicto limítrofe que demandará urgente solución, más aún cuando en torno a ellos se exacerban actitudes rentistas y posicionamientos 'identitarios' intransigentes.

Por ello, asumiendo que éste es un tema que trasciende posicionamientos ideológicos, sugiero incorporar una disposición en materia de organización territorial que disponga que, independientemente del resultado del proceso administrativo de saneamiento o definición limítrofe, "todo recurso natural renovable o no renovable que existiera en un área de disputa e indefinición limítrofe entre departamentos, entre municipios y autonomías indígenas, obligará a las partes a su explotación mancomunada y aprovechamiento compartido basado en criterios de igualdad y racionalidad técnico-financiera debidamente sustentada". Lo salomónico y creativo se impone frente a estos entuertos. Movilicemos ideas y propuestas.

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