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La soberanía alimentaria se entiende como la facultad de cada Estado para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria. Ello implica la protección del mercado doméstico contra los productos excedentarios que se venden más baratos en el mercado internacional, y contra la práctica del dumping (venta por debajo de los costos de producción).
Esta facultad del Estado Plurinacional, está siendo socavada por otros factores como el del costo de los productos en las fronteras que tenemos con Perú y Brasil fundamentalmente, ya que el precio es mayor y por la vía del contrabando se desabastece al mercado nacional, afectando al consumidor final que es la población. Sin embargo, se debe tener en cuenta de que a nivel local se está produciendo un fenómeno de inseguridad alimentaria, relacionada con la seguridad jurídica y de la propiedad de la tierra.
En una economía de mercado mixta, el Estado asume la regulación de la producción y el consumo, no así toda la cadena productiva como se pretende a mediano plazo con la economía socialista comunitaria, el estigma de Chávez pende sobre nuestras cabezas, que está nacionalizando empresas estratégicas en Venezuela y que de alguna manera se piensa que pueda ocurrir en nuestro Estado, esto ahuyenta las inversiones. Por otra parte, como ocurre con el sector cañero y debido a la FES (Función Económica Social), el crédito no es posible a largo plazo ya que el retorno de la inversión es a 5 años y la FES se realiza cada 2 años.
Lo que existe en la actualidad es un debilitamiento de la producción nacional y local, debido a que no existe un adecuado control de los mercados locales, ya que en el caso del azúcar, por ejemplo, se exportó materia prima (caña) a los ingenios argentinos, ya que no existe coordinación entre las políticas públicas y los intereses empresariales. A nivel nacional los productores de legumbres y hortalizas siembran de acuerdo a la intuición de mercado.
Por otra parte es bien sabido que en la transición al Estado Plurinacional, existen dudas del modelo de mercado, la gente espera que sea el Estado (como él mismo manifiesta) el que de las soluciones, el Estado pretende al estilo de la Ex URSS ser el que brinde a la sociedad los productos que necesita, es a partir de este paternalismo que se cree que el Estado da la caña para pescar y será el partido el que de los pescados, lo que produce la politización en el mercado. Además pende en la cabeza de los pequeños productores el estigma de los especuladores y agiotistas que son los que finalmente roban la caña y el pescado.
El sector campesino precisa de autonomía y de apoyo técnico y fidedigno de instituciones como el INRA, el INE y los ministerios involucrados con el desarrollo productivo, otra vez se debe sacar la política del campo económico, no es posible que se acuse hasta a un gobernador por la falta de previsiones del Estado, hoy en un mea culpa se debe hacer un estudio serio de la producción, no se debe acusar a un ex aliado de la escasez de productos, el señor ministro Llorenti, no debería tocar el pito en este asunto y debería preocuparse de la seguridad ciudadana y el narcotráfico.
La seguridad alimentaria depende de la soberanía y de la autonomía locales para su expansión, se está jugando con el hambre del pueblo y en un futuro cercano gracias al no me importismo de los políticos, la indolencia de los empresarios del transporte y los que revenden los productos moriremos de hambre. Aparte merece consideración la biodiversidad y el Medio Ambiente, los incendios provocados, deben ser severamente castigados y es urgente que se establezca un mecanismo de alerta temprana con guarda parques en todo el territorio nacional, se necesitan miles, pero estos serán más útiles que los miles de burócratas que no producen nada.
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