Oscar Ortiz Antelo
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Daniel Ortega se reeligio como presidente de Nicaragua en unas elecciones plagadas de irregularidades y a pesar de que la Constitución prohibía explícitamente la reelección. Sin embargo, nadie duda que ganara las elecciones gracias a un segundo periodo de gobierno en el cual gobernó con cierta moderación en los temas económicos lo que mejoró la situación social y económica. Atropellos políticos, moderación económica, el modelo Ortega.
En lo político Ortega no ha respetado ninguno de los limites que la Constitución nicaraguanse establece al presidente, logrando ser reelecto con el control total de todos los poderes del Estado. Su reeleccion, prohibida explícitamente por la Constitución, fue posible gracias a que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia interpretaron que la Constitución violaba sus derechos políticos al prohibirle reelegirse, algo inaudito, pues estos jueces no podían declarar inconstitucional la Constitución.
En las anteriores elecciones municipales, simplemente desconoció los resultados que le fueron adversos e impidió que autoridades electas que habían ganado las elecciones tomaran posesión de sus cargos. Sin embargo, a pesar de toda esta cadena de atropellos a la democracia y destrucción del Estado de Derecho su posesión contó con la participación de delegados de la comunidad internacional, lo que valida su continuidad en el cargo como un régimen aparentemente democrático. Nuevamente surge la contradicción entre llegar al poder mediante el voto y gobernar autoritariamente.
En lo económico, Ortega ha sido pragmático. Recibe ayuda de Chavez y mantiene buenas relaciones con organismos multilaterales. A diferencia de su primer periodo, se ha reconciliado con los empresarios, a quienes permite trabajar con cierta tranquilidad y aprovechar el auge de los precios de las materias primas. Consecuentemente, muchos empresarios apoyaron su reeleccion a pesar de que conocen muy bien que viola la Constitución y la democracia.
Sin embargo los resultados sociales y económicos son muy pobres. Como refleja un articulo de Emilio Cardenas, el desempleo es alto, el ingreso por habitante sigue siendo uno de los mas bajos de América Latina y en el ultimo año Nicaragua bajo 14 puestos en el Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. A pesar de ello, sus programas de asistencia social son muy populares entre los sectores pobres.
En el fondo, esta es una versión criolla del modelo chino, vivir sin libertad pero con crecimiento económico. A diferencia de los chinos que están desarrollando su país, los populistas latinoamericanos simplemente están derrochando los ingresos extraordinarios del ciclo económico. El modelo funciona en el corto plazo pero no supera las causas de la pobreza ni genera bases sustentables de crecimiento ¿Tendremos que conformarnos con este destino, aceptaremos perder la libertad a cambio de la sobrevivencia económica? Es el dilema de algunas de las sociedades más pobres de Latinoamérica.
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