lunes, 9 de abril de 2012

NACIONALISMO Y COLONIAJE 60 AÑOS DESPUES

Marcela Martínez Sempértegui*
smmsmar@gmail.com

Revolución, revolución…!!!

Sonaban las campanas de la revolución, la esperanza de libertad se agitaba en nuestros corazones, el valor para luchar por nuestros ideales invadía nuestra sangre y una fuerza sobrehumana nos protegía y alimentaba batalla, tras batalla… enfrentamientos, movilización, paso a paso conquistábamos cuarteles, barricadas y zonas con el apoyo de los diferentes sectores de la población organizados en milicias.

Como en el mejor guion de película, de pronto hubo un bajón y surgió la impotencia en una larga noche triste en la que todos sentimos la derrota… y llegó la reflexión… nosotros ya no importábamos… era el momento del todo o nada, nuestra vida perdería su sentido sino moríamos luchando, podíamos dar nuestras vidas como muchos ya las habían ofrendado para construir una Nación de Verdad, una nación para nuestros hijos y las generaciones futuras, una nación sin ciudadanos de primera y de segunda. Debíamos derrocar a la rosca que sostenía el feudalismo, eliminar el pongueaje, derrotar a los vende patrias y entreguistas, derrotar a quienes a cambio de algunas dádivas empeñaron el país y su dignidad permitiendo que tres familias a título de "Los Barones del Estaño", se apoderaran de las grandes riquezas naturales en beneficio propio.

Ya en intentos anteriores la oligarquía desplazó sus tentáculos y no midió esfuerzos para recuperar sus privilegios; logró aliarse con quienes se decían de izquierda para propiciar la masacre y colgamiento del Coronel Gualberto Villarroel y otros lideres y perseguir a la joven intelectualidad sacudida por los embates de la Guerra del Chaco, que junto a la oficialidad patriota (RADEPA, Razón de Patria), iban construyendo las bases ideológicas del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Los rumores decían que nuevamente la rosca había aniquilado el movimiento…solo quedaba contar a nuestros muertos…

Cuando todo parecía perdido, la gloria con la V de Victoria llegó, esta vez habíamos triunfado, la Revolución Nacional estaba viva y se perpetuaría en la conciencia nacional de la bolivianidad que comenzaba a nacer. El éxtasis del triunfo se vivía en todo el país con la llegada del Dr. Víctor Paz Estenssoro, a quien esperábamos para cumplir con la voluntad popular, que pese al voto calificado, le dio la victoria en las elecciones presidenciales del 51, para sorpresa de una rosca prepotente que ya avizoraba su fin y no dudó en anularlas con el conocido mamertazo.

Pero la historia de nuestra Madre Patria rectificó su destino y por primera vez luego de 127 años de la fundación de la República de Bolivia, comenzábamos a construir nuestro presente y futuro con el concurso y participación de todos los bolivianos y bolivianas, las grandes promesas fueron cumplidas, el poder fue ejercido con Visión de Nación, se llevaron adelante la Reforma Agraria, con la consigna "La tierra es de quien la trabaja", la Nacionalización de las minas, la Reforma Educativa, la integración de oriente con occidente, el Voto Universal, esa conquista de mujeres e indígenas que consolidó el ejercicio de la democracia plena y permitió desde entonces que nos desarrollemos dignamente en todos los aspectos del ejercicio ciudadano.

Las cartas estaban jugadas, las principales reformas se habían alcanzado. El sueño de hombres y mujeres libres y enamorados de la tierra que los vio nacer, estaba encaminado, se construyeron las bases del Estado del siglo XX, las mujeres logramos el reconocimiento de nuestros derechos humanos y la igualdad ante la Ley y los compañeros y hermanos indígenas junto a nosotras recuperaron la condición de seres libres y con derechos. Ya nunca mas se redactaría ley o medida discriminatoria alguna!!! Bolivia nunca más sería la misma.

En lugar de la foránea batalla entre izquierdas y derechas la base ideológica del Nacionalismo Revolucionario se cimentó sabiamente en la Alianza de clases. Logró reunir a las grandes mayorías y con visionario liderazgo reorientó hacia la verdadera contradicción que no permitía el desarrollo de nuestro país, ni de ningún país clasificado como tercermundista: Alimentar y desarrollar el sentimiento nacionalista, amar al conjunto de la bolivianidad y juntos construir un futuro o continuar permitiendo el coloniaje, que desviaba nuestras principales potencialidades económicas y culturales, fuera de nuestras fronteras impidiendo la consolidación del Estado de y para los bolivianos y bolivianas del campo y de la ciudad independientemente a su origen o las propiedades que detenten.

El sentimiento nacionalista es el motor que impulsa el desarrollo de los pueblos y permite anteponer el interés nacional sobre cualquier otro internamente, para vencer con dignidad e igualdad de oportunidades los desafíos externos, la globalización y los procesos de integración que los nuevos tiempos imponen.

Hoy 60 años después, las bases del Nacionalismo Revolucionario continúan vigentes pese a muchos intentos de la contrarrevolución que aún en nuestros días se empeña en borrar la historia o desvirtuar sus conceptos. La Alianza de Clases debe ser fortalecida con la Nueva Alianza y servir de puente para la reconciliación y Unidad de todos los bolivianos, es deber de todo ciudadano o ciudadana poner en alto los intereses de nuestra Nación y propiciar alianzas de regiones, alianzas de géneros, alianzas de generaciones, alianzas de culturas, alianzas de partidos, alianzas entre las zonas rurales y urbanas para defender el bien común.

Que la lucha contra el coloniaje no sea el pretexto para propiciar enfrentamientos internos, ni para desconocer o renegar de nuestros orígenes, que tienen tanto procedencia originaria, como la mezcla con nuestros virtuales visitantes. Somos mestizos y con mucho orgullo, pero que este reconocimiento sirva para aflorar lo mejor de cada herencia y eliminar las taras del rencor y el resentimiento.

El colonialismo contra el que hay que luchar se traduce en la actitud servil de nuestros gobernantes con los dictámenes externos, vengan del país que vengan. En la actitud permisiva de intromisión en los asuntos de Estado, y la falta de dignidad al recibir recursos económicos por vías no regulares. La actitud de colono, hace que repitamos discursos y medidas con carácter de segundones en el concierto internacional, sin adecuar las mismas a la realidad nacional.

No permitamos ser colonos del narcotráfico que nos doblega con terrorismo, delincuencia e inseguridad por falta de autoridad y la presencia de un Estado consolidado en cada rincón de nuestro territorio. El debilitamiento de la institucionalidad democrática, y de los mecanismos de fiscalización y control, permiten que los intereses foráneos se antepongan a la propia Constitución Política y nuestras leyes, eso también es colonialismo.

La aceptación de luchas creadas con fines distractivos, mientras no se responde a las demandas de la población y la única forma de resolver conflictos es con represión y a último momento, responde a la manera colonial de improvisación y falta de interés por la problemática nacional. La consigna anti coloniaje está más viva que nunca.

Carlos Montenegro esta vivo en la conciencia nacional, Víctor Paz Estenssoro, está vivo en cada joven político que guía sus acciones con amor a la Patria, 60 años después continúa la lucha por la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.

Muchas aguas han corrido y varias generaciones de nuestra militancia soportaron la persecución e incluso el exilio, siempre con lealtad, convicción, fortaleza y valentía que permitieron muchas veces reorganizarnos y continuar adelante para ofrecer al país en las diferentes etapas de su historia propuestas y soluciones serias a sus diferentes problemas, esta no será la excepción.

GLORIA A LOS CAIDOS DE LA REVOLUCIÓN NACIONAL!!!
VIVA EL MNR SIEMPRE!!!

*Es Secretaria Nacional de Organización Política del MNR y miembro del CPN.

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