viernes, 10 de agosto de 2012

RE: ¿SOMOS LOS BOLIVIANOS IRRELEVANTES?

Lorenzo Choquehuanca Müller
choqueh@gmail.com


No recuerdo haber mencionado, ni siquiera haber sugerido, en ninguna parte de mi anterior post, la idea de que en Bolivia no exista gente talentosa. Si alguien entendió algo semejante pido sinceramente disculpas y paso a asegurar que en nuestro país hay gente con mucho talento. Mal podría decir lo contrario, yo que soy un declarado admirador de Los Jairas y de Alfredo Dominguez, de Jaime Saenz y de Jaime Nisttahuz, de Arturo Borda, de Solón, de Nuñez del Prado, de Mamani Mamani, de Alvaro Ruilova, del enorme arquitecto Juan Carlos Calderón, de Paulovich, de Jorge Ruiz, de Ramiro Beltrán, de ... Son muchos, para qué seguir.

La cuestión no es sobre el innegable talento que existe en el país y nuestra intrascendencia colectiva (el adjetivo no es mío, sino de Cayetano Llobet, otro boliviano notable) no pasa por la incapacidad sino por nuestra tendencia a "aserrucharnos el piso", que es una frase boliviana que nos retrata a cabalidad. No nos gusta admitir los méritos de los demás. en nuestro país no se estila hablar bien del compatriota, ni reconocer sus méritos. En Bolivia, todo el pasado fue siempre peor, los que nos precedieron fueron unos ineptos y siempre estamos reinagurándolo todo. Si nos pusieramos a reconocer el mérito de los que nos antecedieron, cómo podríamos poner en relevancia nuestro propio mérito, cómo podríamos pretender empezar de cero si aceptamos que hubo gente antes nuestro que lo hizo bien. Ese es el problema: no nos queremos ¿cómo vamos a pretender que nos estimen afuera si no nos queremos entre nosotros?

La realidad salta a la vista y hay miles de ejemplos. Pensemos: De toda la lista de bolivianos notables que están en el primer párrafo de este texto ¿cuantos tienen reconocimiento en Bolivia? ¿la obra de cuantos de ellos ha sido suficientemente premiada, promovida y divulgada? ¿Cuantos de los ya fallecidos son tratados en nuestra memoria colectiva con el decoro y con la atención y el recuerdo que se merecerían en cualquier otro lugar? ¿cuantos de los que están vivos son promovidos, reconocidos y alentados por el Estado o por la sociedad civil?

La respuesta es que a muy pocos y que para olvidarlos o relegarlos parece que siempre hay alguna razón. Pondré dos ejemplos recientes.

Uno: Este año se cumple el centenario de Carlos Medinacelli, uno de los mejores escritores bolivianos de todos los tiempos y autor de La Chaskañawi, considerada por consenso una de las mejores novelas de nuestra historia. ¿donde están los homenajes, las reediciones, los actos en su memoria, los seminarios promovidos por las universidades o el Estado? Parece que en ningún lado.

Dos: Durante la visita del cantautor Pedro Guerra el Ministro de Culturas Groux le regaló un ejemplar del "Diario del Ché", escrito respetable escrito por un personaje respetable pero que ni siquiera era boliviano ni nos representa en lo más mínimo. Yo sinceramente hubiera preferido que Groux le regalase un ejemplar de Imágenes Paceñas de Saenz, o un cuadro de Eusebio Choque, o un CD de Octavia, o un DVD con la entrada del carnaval de Oruro. Pero claro, eso es pedir demasiado.

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