martes, 29 de enero de 2013

EL PEOR YERRO DE EVO MORALES

Pedro Portugal Mollinedo
pedro-portugal@periodicopukara.com

El tema de la reivindicación marítima es propicio para aunar los sentimientos nacionales y provocar unidad en momentos de dispersión y crisis. Varios gobiernos anteriores lo utilizaron con éxito. Todos, sin embargo, fracasaron en lograr acceso marítimo soberano para Bolivia, demostrando así que de la misma manera que ese tema es susceptible de ser utilizado para resolver temas de gobierno local, el fracaso internacional de la demanda tiene sombrías consecuencias políticas nacionales.

Evo Morales arriesgó remozar esa antigua reivindicación, convirtiéndola en uno de sus ejes estratégicos. Sin embargo, hasta el momento el resultado de esa iniciativa es aflictivo. El 28 de febrero, en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, con Unión Europea, Ue, en Santiago de Chile nuestro presidente exhibió su mejor carta: proponer a Chile un canje de gas por territorio. Dar a Chile el gas que tanto necesita en intercambio por el territorio que reclamamos, fue ya un tema desarrollado por la presidencia de Carlos Mesa, quien explayaba así las ventajas de la venta de gas a ese país que esbozaba su predecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada. El "Mar para Bolivia" es un tema tan incrustado en el sentimiento nacional que esa iniciativa fue considerada una traición y no pudo progresar. Fue, más bien, uno de los motivos del levantamiento popular que concluyó con la renuncia de Sánchez de Lozada en octubre del año 2003.

Luego, en un referéndum propuesto por Mesa el pueblo boliviano validó el tratamiento estratégico del gas en ese problema. Apoyado en ese dato, el actual presidente en arriesgada maniobra relanzó en la cumbre Celac-Ue la propuesta de gas por mar. Confiando que las ventajas económicas para Chile obligarían a ese país aceptar la propuesta, Evo Morales pensó, seguramente, administrar adecuadamente la repercusión en Bolivia de esa política. Nuestro presidente no tendrá esa oportunidad, pues la reacción del presidente chileno en la cumbre fue inmediata, clara y contundente: "No se negocia la soberanía por intereses económicos".

Es este el peor fracaso en el tema para Evo Morales. El tratamiento del actual gobierno de cajear acatamiento político por ventajas económicas —como lo que ejecutó recientemente en el Tipnis— no tiene valor fuera de nuestras coloniales fronteras. La figura internacional del primer mandatario, que antes generaba expectativa y deferencia, está cada vez más desvalorizada. El resultado de todo ello en la reivindicación marítima es, por lo menos, desventajoso.

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