sábado, 2 de febrero de 2013

LA QUINUA Y LA “LÍRICA” REVOLUCIÓN PRODUCTIVA

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es
Asambleísta Departamental - UN

Como se conoce, las Naciones Unidas, ha declarado al 1213 como año internacional de la quinua. Este hecho, indudablemente se trata de una extraordinaria ventana internacional para Bolivia, en particular el altiplano y las culturas que por cientos de años han cultivado este alimento. Luego de varias décadas de haber sido conocida internacionalmente por sus bondades alimenticias al haber formado parte de la dieta en los viajes espaciales tripulados en los años 60, la quinua está en condiciones en convertirse en uno de los alimentos estratégicos del planeta. Esa es la magnitud de la declaratoria y así debiéramos asumirlo en nuestro país. Se trata de un momento extraordinario que – si se hacen bien las cosas – puede convertirse en un factor de transformación del altiplano boliviano.

La quinua, además de sus bondades alimenticias que ya fueron certificadas, el buen precio y la alta demanda en el contexto mundial (sin advertirse restricciones para su continua expansión) se cultiva en las zonas más áridas del altiplano central y sud de Bolivia, regiones donde se ubican poblaciones con bajos índices de desarrollo, sumidas en la pobreza y la falta de oportunidades.

¿Cómo es posible esto?, ¿por qué la quinua no puede ser aprovechada para revertir esa situación?, ¿qué se debe hacer para que este producto se convierta en un factor de las transformaciones socioeconómica de los habitantes del altiplano? El extraordinario momento de la declaratoria internacional, debe permitirnos abordar la temática con la mayor responsabilidad, de manera que una acertada implementación de políticas públicas, permitan hacer de la quinua un factor de desarrollo.

Hace más de un año y medio, el gobierno promulgo la ley de revolución productiva, con la finalidad de garantizar la soberanía alimentaria del país. Dicha ley, entre otras cosas, se plantea el objetivo de normar el proceso de la revolución productiva comunitarias agropecuaria, para lo que establece bases institucionales, políticas, técnicas y financieras, definiendo a la economía comunitaria como un "modelo" de desarrollo que comprende los sistemas de planificación, organización, producción, generación de excedentes y su distribución para el bienestar común basado en la cosmovisión de los pueblos indígenas originarios campesinos, comunidades interculturales y afrobolivianas, quienes administran su territorio, recursos y tienen sus propias formas de organización en armonía y equilibrio con la madre tierra.
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En ninguna parte de la norma, se hace referencia a la base energética que se requerida para impulsar un verdadero proceso productivo; tampoco se establece con claridad, cuales son los actores económicos de la actividad agropecuaria del país; no se dice nada respecto a la propiedad de la tierra y a las particularidades entre oriente y occidente. En este último tema, es evidente que las actividades agropecuarias del oriente se desarrollan bajo reglas de mercado, cuando en el occidente, particularmente el altiplano, perviven actividades precapitalista, en las que la agropecuaria cumple una función de subsistencia y no de generación de riqueza.

El desempeño de las tierras del altiplano, tiene bajos rendimientos, situación que se complica con el régimen de tenencia de la tierra, la poca disponibilidad de agua, la falta de asistencia técnica y crédito, a las que se suma el no contar con una base energética. Todo ello, influye para que la participación de esta zona, se apenas del 18 por ciento de la producción agropecuaria nacional.

En lo referente a la quinua, la ley apenas hace referencia a sus bondades alimenticias y su origen ancestral, sin formular políticas especificas y concretas que permitan elevar la producción y productividad, aprovechando su buena cotización internacional y su demanda creciente. Es penoso decirlo, pero da la impresión que los legisladores que aprobaron esta disposición, ignoraron dos cosas fundamentales en relación a la quinua. Por una parte, la declaratoria internacional, gestión que se realizo hace varios años y ahora se hace realidad y la otra, el incremento de la producción de quinua, con un crecimiento sostenido, pero aún insuficiente de las exportaciones que a la fecha han superado los 60 millones de dólares americanos por año.

La quinua, actualmente es cultivada en varios países del mundo y se espera que su declaratoria internacional como uno de los productos más nutritivos y saludables del mundo, contribuya a su expansión. Por el contrario en nuestro país, las políticas públicas destinadas a consolidar, elevar la producción y rendimientos, transformar e industrializar el producto, no han pasado de acciones más bien declarativas, con baja asignación de recursos y una evidente improvisación.

Felizmente, fundamentalmente para los cultivadores de la quinua, existen organizaciones, como es el caso de Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (a cargo del investigador Secin Curi) que luego de largos años de investigación han formulado propuestas alternativas para mejorar y elevar la producción en los lugares de origen de la quinua. Concretamente, se trata de aprovechar las tierras áridas poco humeas, espacios que hoy no tiene utilidad alguna, para convertirlas en áreas productivas de las mejores variedades de la quinua. Se trata indudablemente de una iniciativa que puede generar una verdadera transformación productiva en el altiplano central, la que requiere del mayor respaldo de las políticas públicas, si efectivamente el compromiso es por modificar las condiciones de vida de la población de estas áreas deprimidas.

Uno de los retos más importantes que debe enfrentar la realidad socioeconómica del altiplano, es encontrar la manera de generar riqueza desde actividades sostenibles, para dejar de depender de la extracción de recursos naturales no renovables. La apuesta por la producción de quinua, es sin duda alguna, parte de una revolución productiva de veras, la que puede transformar las dramáticas condiciones de vida de sus habitantes. La quinua debe servir para transformación la realidad del altiplano, y no tan solo para mejorar la imagen internacional del presidente Morales.

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