viernes, 30 de agosto de 2013

EL DRAMA CARCELARIIO

Oscar Ortiz Antelo
oscar.ortiz.articulos@gmail.com

El drama de las muertes en el penal de Palmasola refleja los problemas estructurales aún no resueltos de la sociedad boliviana, especialmente la falta de un Estado que cumpla funciones mínimas, como la de organizar un sistema de seguridad para todos sus miembros.

Se ha informado que aquella tragedia carcelaria fue el resultado de un enfrentamiento entre presidiarios que disputan el poder de los dos pabellones de máxima seguridad. Sin embargo, las causas son más graves; responden a una mezcla del fracaso de nuestro sistema de justicia, de corrupción generalizada en nuestras entidades públicas, especialmente aquellas relacionadas con la seguridad pública, de la falta de infraestructura penitenciaria, construida en su casi totalidad hace varias décadas, del hacinamiento que sufren los detenidos y de ausencia de la autoridad del Estado al interior de los presidios, lo que lleva a que la seguridad de los presos dependa de ellos mismos.

Esta situación se agrava si la mayoría de los detenidos se encuentra privado de libertad con carácter preventivo, lo que significa que la mayoría pasará varios años en esta condición sin que haya concluido un juicio en el cual se les haya demostrado culpabilidad y aplicado una condena. Mientras tanto, durante este tiempo, muchos de ellos habrán tenido que ingresar en el círculo vicioso del crimen, expuestos a cometer delitos más graves que los que los llevaron a la cárcel.

¿Por qué seguimos con cárceles tan malas? ¿Por qué tenemos tanta gente en las cárceles? ¿Por qué cientos de niños y esposas viven con los presos en los penales? ¿Por qué el Gobierno, beneficiado por altos ingresos estatales, gasta miles de millones en crear nuevas empresas públicas, pero no invierte en las cárceles a pesar del celo demostrado en reservar al régimen penitenciario como una competencia exclusiva del nivel central de Estado?

Estos problemas vienen desde hace muchas décadas y son el reflejo de un Estado cuya construcción está aún inconclusa. Pero un partido como el MAS, que ya lleva 8 años en el poder, no puede lavarse las manos y seguir postergando las soluciones. La inseguridad es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía; esta siente temor en sus casas y en las calles, y quiere ver a los criminales detenidos. Sin embargo, todos debemos ser conscientes de que las cárceles que tenemos actualmente no solo no solucionan el problema de la inseguridad, sino que lo empeoran.

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