lunes, 27 de enero de 2014

IDEOLOGIA, DEPORTE Y MINISTERIOS


Pedro Portugal Mollinedo
pedro-portugal@periodicopukara.com

El gobierno ha sorprendido con el anuncio, este mes de enero, de la creación en el nuevo gabinete del Ministerio de Deportes, cuyo flamante titular es el ex futbolista profesional Tito Montaño.

La creación del nuevo ministerio conduce a reflexionar sobre dos temas esenciales: la visión del deporte en las ideologías políticas y su funcionabilidad en los «procesos de cambio».

Es sabido que el «deporte de masas» fue siempre objeto de crítica por parte de los teóricos de izquierda. Se lo consideró una mercancía y un mecanismo de dominación comercial e ideológica. Para estos intelectuales estos deportes sirven sólo para adular las masas y mantenerlas en situaciones elementales de raciocinio político. Así, el espectador al extasiarse en las proezas de los idolatrados, asume su impotencia para actuar en la sociedad y se satisface sólo con las acciones ajenas.

Pero no se trata de sólo una crítica existencial. Esos deportes, para el progresista de izquierda, significan una mercancía propia a la sociedad capitalista y combatirlas implica trasformar esa sociedad.

Ese es, en líneas gruesas, el razonamiento de los izquierdistas antes de tomar el poder, pues una vez en él, el deporte de masas tan vilipendiado llega a ser un recurso útil para perpetuarse en el gobierno. Se produce en este campo el vuelco sin escrúpulos que se da en los otros sectores de la administración social y económica, demostrando así una lacerante evidencia: la izquierda es incapaz de asumir en el poder lo que proclama cuando está en la oposición.

¿El nuevo Ministerio de Deportes de Evo Morales es confirmación de ese fatal destino? La reciente afrenta del Rally Dakar en Bolivia —con todo lo que implica—, hecha realidad gracias a que el presidente de Bolivia rogó a sus empresarios que esa carrera pasé por nuestro territorio, parece así confirmarlo.

En el deporte, como en la economía, el actual gobierno plantea una dolorosa alternativa: o es un renegado de sus convicciones iniciales, o estas estaban irremediablemente equivocadas. Es posible que haya de lo uno y de lo otro. ¿Tiene alguna ventaja, entonces, considerar a este gobierno como alternativa de cambio? ¿No es más conveniente y fértil para la transformación de la realidad colonial en Bolivia prospectar nuevas interpretaciones en base de construcciones teóricas que eviten el infantilismo de izquierda y el pachamamismo en que incurrió esta administración en su primer periodo y el desaforado modernismo y sumisión al capitalismo salvaje que actualmente lo caracteriza? Ello es posible, sobre todo para que en el deporte el ciudadano sea un partícipe más y no solamente un observador pasivo.

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