Que duerman bien
Cynthia Perou G.
En 1729, el ilustre escritor irlandés Jonathan Swift, publicó una ácida y controversial obra titulada "Una modesta proposición…" según la cual el autor sugería que, con el fin de evitar la carga que significaban los hijos en las familias pobres de la Irlanda de esa época, los padres se los comieran. De esta manera, se resolvían dos problemas, los niños no sufrirían las penurias de una asegurada y abyecta miseria y por otro lado los padres de estos infortunados vástagos, mantendrían sus barrigas llenas y no tendrían que preocuparse por sostenerlos, sino sólo por la innovación en las recetas para cocinar a su descendencia.
Puede sonar descabellado ahora, pero a falta de soluciones políticas o prácticas en Irlanda del siglo XVIII, cualquier idea debió ser bienvenida o al menos discutida.
Sin embargo, la brillante sátira ficcional de Swift se ve absolutamente opacada por la brutal realidad en la Corea del Norte del Siglo XXI. En efecto, según fuentes de Corea del Sur, el ridículo "líder supremo" de Corea del Norte, Kim Jong-un, mandó a ejecutar a su Ministro de Defensa, porque supuestamente desobedeció órdenes y, lo peor, se quedó dormido durante un desfile militar, lo cual, seguramente, ofendió en su más íntima sensibilidad al déspota Norcoreano.
Si bien este caso de ejecución despierta cierta curiosidad por su inusitado método (se usó un cañón antiaéreo para quitarle la vida al funcionario), ya van quince ejecuciones en lo que va del año y setenta desde que Kim "lindo peinado" Jong-un asumió el poder. Sin embargo, debemos resaltar el hecho de haber utilizado un cañón antiaéreo denota una seria crisis económica en Norcorea porque si nos ponemos a analizar la verdadera razón para emplear un cañón en lugar del "imperialista" batallón de fusilamiento, todo se reduce al ahorro. Se ahorra en balas, sin duda y, también en funerales, ya que, no soy una especialista y nunca he disparado un cañón, pero estoy segura que no queda nada que sepultar.
La modesta proposición de Swift suena hasta hoy como algo que nadie en su sano juicio podría hacer realmente, pero Kim Jong-un, demuestra tener una mentalidad muy amplia al momento de recibir sugerencias sobre ejecuciones o tal vez, se le ocurrió a él mismo. Escalofriante.
Me pongo a pensar en todas aquellas oportunidades en las que centenares de funcionarios por todo el orbe se entregaron incondicionalmente a los brazos de Orfeo y tuvieron la suerte de despertar con el estruendo de los forzados aplausos y pudieron contar qué habían soñado mientras su "líder" hablaba o presenciaban un insufrible desfile militar. Considero que los gobernantes como Kim Jong-un, el fallecido Hugo Chávez, el moribundo Nicolás Maduro o el mismísimo Evo Morales deben entender lo insoportable que es escucharlos hablar de habas y queso, como si estuvieran haciendo historia.
Yo tengo una propuesta más que modesta para esos políticos que tienen experiencias extra corporales mientras se escuchan a ellos mismos: no fusilen o acusen de traidores a quienes no pueden mantenerse despiertos en una intervención o un desfile militar, sólo cállense y ya no hagan desfiles. Todos felices.
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