Tributo a una lucha por calidad de educación
Gonzalo Rodríguez Amurrio
Una legítima preocupación estudiantil, respecto a contar con docentes cualificados, pone en jaque a la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) que en más de ocho semanas de un agudo conflicto parece no encontrar salida.
Con el correr del tiempo, esa preocupación ha venido ganando adeptos en diversos sectores de la población, de manera que hoy, gran parte de la opinión pública ve como un agravio y fomento de la mediocridad la titulación de docentes por resolución administrativa, cuando debió resultar mediante exámenes de competencia.
Contextualizando el hecho, se podría afirmar que no es para menos, nos toca vivir la era de la Sociedad de la Información, y docentes en entredicho sobre sus competencias en conocimientos y pedagogía no entusiasman a nadie.
Para la juventud universitaria, que tiene más roce con nuevas tecnologías de información y comunicación, le es más fácil percibir las falencias de sus docentes, tanto en el dominio de contenidos como en cuanto a recursos pedagógicos; de manera que la postura crítica estudiantil viene cobrando credibilidad ante la población y no así la ratificación de la Resolución 01/15 que aprobara el Consejo Universitario ocasionando el actual conflicto.
Gran parte del docentado ha perdido el liderazgo que les caracterizaba. Su otrora liderazgo tenía origen en que realmente podían dar muestras de estar al día con los contenidos de su materia y didácticas válidas para su época. Hoy, gracias a las nuevas tecnologías de información muchos jóvenes con frecuencia ponen en duda la solvencia de conocimientos y pedagogía de sus profesores, y nos plantean que, entre otros factores, es un problema serio el que muchos de ellos estén en tal cargo sin exámenes de competencia de por medio.
Si esta necesidad de docentes actualizados, competentes en su materia y didáctica, acorde a esta nueva era de la información no se resuelve a breve plazo, conflictos como los que hoy confronta San Simón resultan previsibles como una recurrencia de la época.
Pero, de ello no parece aún estar consciente gran parte del docentado, que en contra de una creciente censura pública, se aferran a su titulación por resolución administrativa.
Se dice que quien pierde la moral puede perder la guerra y eso es lo que se avizora en relación a la postura de las autoridades y parte del docentado de San Simón. Podrán ratificar varias veces la resolución administrativa que los titulariza, pero ante la opinión pública no tendrán el valor de quién tiene su derecho ganado por medio del concurso de méritos y exámenes de competencia, que el propio sistema universitario boliviano así exige.
De otra parte, en represalia a esa legítima lucha de los jóvenes universitarios, se han conocido excesos censurables. Represiones policiales brutales en la primera mitad del conflicto y difundidas por los medios de prensa y otras aún desconocidas, ocasionadas en situación de arresto de los universitarios. Pero nada de ello ha doblegado ni podría doblegar a quienes están en una causa justa, y por el contrario ha motivado cierta adhesión ciudadana.
Peor aún, cuando en contrapartida se ha llegado a conocer, en extremo censurable, que entre las filas que apoyan a la errónea resolución 01/15, figuran jóvenes que contratados o no, no dudaron en usar puñales y cual típica acción pandillera herir a los universitarios que claman una educación de calidad.
Sin duda, el reclamo por docentes más calificados debe ser asumido por la población y mucho más por las autoridades del sistema educativo, como una campanada de alerta, aún temprana, de que se necesita una transformación y compromisos profundos y no aparentes cambios basados en oportunismos gremiales o de autoridades al interior de la UMSS.
El autor es abogado y ex dirigente obrero
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