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Cynthia Perou G.
"La naturaleza del matrimonio es que, mediante su lazo duradero, dos personas unidas pueden encontrar libertad, como expresión, intimidad y espiritualidad. Esto es cierto para todas las personas…". Pocas veces he tenido la oportunidad de leer una definición tan exacta y acertada acerca de la naturaleza del matrimonio. Sorprendentemente, esta definición, corresponde a una de las frases empleadas por el Juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Anthony Kennedy para definir y asentar su postura, acerca de la igualdad dentro de la institución del matrimonio, para personas del mismo sexo.
Porque debemos entender, de una vez por todas, que independientemente de lo conservadores que nos consideremos, (este Juez fue nombrado por Ronald Reagan, sin duda un homofóbico por antonomasia) el matrimonio civil entre personas, se trata, como dije alguna otra vez, de derechos, no de otra cosa. Por supuesto que el amor juega un papel esencial, pero la seguridad jurídica que brinda un matrimonio civil sobre los bienes y sobre la descendencia, son lo que perdura, inclusive o mucho más, si existe un divorcio.
La orientación sexual de las personas no puede servir a los infames para evitar que tengan derechos en la misma proporción que el resto de las personas. La Ley es para todos. Si una pareja se casa, debe saber que los bienes que acumulan en su matrimonio son comunes a las dos partes. Si fallece, su cónyuge y sus hijos recibirán ese patrimonio y estas premisas se aplican a todas las personas sin distinción de origen, nivel de instrucción, ingresos económicos, creencia u orientación sexual. Si lo vemos desde el punto de vista estrictamente humano, es muy sencillo darse cuenta que las posturas conservadoras en relación a la orientación sexual de los individuos son retrógradas e incivilizadas.
No debemos, los heterosexuales, pensar que sabemos lo que es bueno para los que no lo son. Es tan absurdo como pensar que los hombres saben que es bueno para las mujeres o viceversa o como quienes gozamos de todas nuestras extremidades y sentidos básicos, decidiéramos que es mejor para las personas con capacidades alternativas o diferentes.
En efecto, veamos lo que hemos conseguido con la Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación. Esta norma pretende evitar la exclusión de grupos ciudadanos específicos, pero no logra la inclusión de estos grupos en la sociedad y esto debido, de gran manera, a que estamos listos para incluir a algunos, dejando de lado siempre, aquella que no nos agrada o contra la que persisten nuestros prehistóricos perjuicios. Mientras estemos dispuestos a excluir a algunos, nunca estaremos listos para incluir a todos.
La orientación sexual de las personas no es una abominación, una desviación o una degeneración, es sólo orientación sexual. La misma que nos dice en qué creer, que se llama orientación religiosa. De hecho, el mismísimo Papa Francisco I ha declarado que, (estoy parafraseando) "…los hombres no tenemos la capacidad para emitir juicios sobre la orientación sexual de las personas…" Podemos hacerlo, sin duda, pero ¿debemos?
Estoy absolutamente convencida que un día, cercano espero, pueda leer con orgullo que la legislación boliviana ha superado sus ataduras colonialistas y religiosas y ha creado leyes que permitan que todos los habitantes de este país sean felices, haciendo y viviendo como les gusta sin que un grupo de "conservadores" hipócritas los señalen. El primer paso debe ser pedir que se declare inconstitucional el artículo del Código de las Familias que limita el matrimonio a un hombre y una mujer, como si eso fuera perfecto. ¿Quién se anima?
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