Agenda 2025 y cadenas que se ríen
Gonzalo Rodríguez Amurrio
En su campaña a favor del sí el gobierno viene enfatizando su retórica de la agenda 2025, como "única opción" para tener algún futuro como país. Y aunque tal agenda no ha sido conocida a detalle y menos reflexionada por la población, a ésta última se la viene bombardeando con imágenes de obras, cual sinónimo de tal agenda.
Pero, ¿en qué consiste realmente la agenda 2025? ¿Será una evidente panacea?
De los trece pilares de la agenda 2025, en nueve de ellos se utiliza la palabra "soberanía". El propósito: identificarla con ideales libertarios que a toda persona gusta.
Así, se habla de soberanía en los servicios básicos, una ciencia y tecnología con identidad propia, una comunidad financiera no servil al capitalismo, una producción diversificada y desarrollo integral sin dictadura del mercado, control de los recursos naturales, industrializarlos y comercializarlos en equilibrio con la madre tierra, un saber alimentarse para vivir bien, un desarrollo ambiental integral, complementación de los pueblos, e incluso una transparente gestión pública.
Bella retórica, aunque ahora con enormes dudas sobre la transparencia de la gestión pública, a raíz tanto del escándalo del FONDIOC, como de los millonarios contratos del Estado y una empresa china, donde la madre de un hijo del Presidente resulta alta ejecutiva.
Por lo demás cada uno de los otros pilares y sus pretensiones libertarias merecen un análisis minucioso y contrastado con la práctica del gobierno. Empecemos con los servicios básicos, entre los cuales están el de la telefonía e Internet. ¿El gobierno habrá identificado qué cadenas nos atan en esos campos, para conducirnos a liberarnos de ellas?.
Al respecto solía sembrarse ilusiones con el satélite Túpac Katari, pero con las crecientes frustraciones al respecto ya nadie duda de sus limitaciones para una efectiva mejora de la telefonía e Internet. Y tan solo queda la constatación de que su adquisición nunca respondió a plan "libertario" alguno, sino a una simple conjugación de propaganda política y negocios, donde primaron otros intereses y no los de liberación del país.
Si algún valor tiene la soberanía es que un país sea capaz de identificar sus necesidades y en total libertad definir cómo encararlas, y sin duda una nueva tecnología de comunicaciones como la fibra óptica hubiera dado mejores réditos que el simbólico satélite.
A su turno, en pos de transitar hacia una ciencia y tecnología con identidad propia, tuvo lugar el I Congreso Científico Boliviano, congregando un importante número de compatriotas profesionales exitosos en diferentes latitudes del mundo. Y por sus conclusiones y recomendaciones se percibe que no hay la más mínima sintonía con la verdadera mentalidad feudal del gobierno, quien dejó de hacer propaganda del evento y poco menos que mejor si nadie se acordara de las recomendaciones del mismo.
Se dice que tomar decisiones informadas es la mejor forma de ejercer la libertad (soberanía), pero como al gobierno no le simpatiza la información que pudo aportar tal I Congreso, opta por archivarlo y olvidarlo. ¿Será que no le agradó que la Mesa Dos afirmara que el inglés es el idioma de la ciencia? ¿Habrían esperado que lo fuera alguno de nuestros idiomas nativos? Pese a que los primeros mandatarios del país no los hablan ni escriben.
Alcanzar objetivos libertarios no es solo cuestión de deseos, exige una verdadera comprensión de las realidades que "encadenan" a las naciones, de manera que si en serio se busca avanzar en tal dirección, con toda libertad se debe poner en tela de juicio la Agenda 2025, a la par que la práctica gubernamental. Porque con falsos libertarios solo tenemos cadenas que se ríen.
El autor es abogado y ex dirigente obrero.
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