viernes, 6 de marzo de 2009

Remachando los clavos del coloniaje en las espaldas de los indios.

Tito Pedro Reynaga V.
wreynagavx@yahoo.es

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Remachando los clavos del coloniaje en las espaldas de los indios

¿Por qué el indio no puede ser rico? ¿Por qué el hecho de que deje de ser mísero y pedigüeño para ser empresario qamiri es visto como algo contra natura? La oligarquía de mentalidad colonialista ha odiado y odia al indio desde siempre. En esto no se distingue la oligarquía derechista de la izquierdista, ni la oriental de la occidental. Si los oligarcas racistas de derecha lo odian y desprecia por "pobre y flojo", la envidiosa oligarquía de izquierda lo odia por rico y trabajador.

De ahí que, siguiendo la tradición, el gobierno de Evo Morales se ensañe con los importadores de autos usados y los importadores de ropa usada. Para la naciente oligarquía, masista, los aymaras, quechuas y mestizos aindiados no tienen derecho a hacer negocios y ganar plata. Se escandalizan cuando los Quispe, Choque, Mayta... manejan millones de dólares. Al parecer, según la ideología, que abanderan, estos deben seguir viviendo miseria, esperando de la buena voluntad del gobierno para recibir de rodillas las migajas de la mesa de los Evo Morales, Santos Ramirez, Ramón Quintana, Luis Arce, Villegas... y la vieja oligarquía. Los mendrugos que llaman Bonos.

Repudio, insulto, vergüenza y cárcel para los indios que se hacen ricos con su trabajo y sacrificio. Respeto, y protección para los q´aras (e indios) que se hacen ricos robándole al estado. ¡QUÉ...TAL... DE CAMBIO QUE TENEMOS!

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¿El patrón alegando inocencia ante la maldad de los capataces?

No se trata de acusar, como suelen hacer los populistas, argumentando misteriosos complots, atentados contra la patria, descubiertos porque Dios es grande por testigos casuales, que por su natural buen sentido revolucionario de justicia los comentan con gente conocida, que luego la cuenta a sus allegados, de entre los cuales alguien finalmente las denuncia confidencialmente a un servidor, para luego desaparece sin rastro ni explicación... No. No, se trata del avistamiento de OVNIS. Lo de Santos Ramirez y la responsabilidad de Evo Morales están a la luz del día.

Las pruebas están a la vista, delante de todos. Los Decretos Supremos prohijadores de la corrupción en las empresas públicas declaradas estratégicas están publicados por la Gaceta Oficial del Estado Boliviano. Y, los hechos de corrupción en YPFB le han llevado a Evo Morales a decir que son responsabilidad de la endiablada CIA, que habría inducido al ingenuo Santos Ramirez a la perdición. Con lo cual acepta como un hecho la corrupción en contra del estado protagonizada por su lugarteniente --a confesión de parte relevo de prueba.

Uno de los temas centrales de las campañas electorales masistas para ganarse la simpatía del electorado fue luchar contra la corrupción, atribuida al neoliberalismo. Lo que revela que Evo Morales estuvo, como esta, absolutamente conciente de la corrupción como un temible mal de la que es víctima el pueblo boliviano. Razón por la que nada puede excusarle de haber promulgado Decretos que pasando por encima de las leyes dan libertad a los administradores públicos para continuar y ahondar la tradición de la corruptela. Decretos, que pasan por encima de la legislación nacional. Por sobre la Ley SAFCO que reglamenta la necesidad de hacer licitaciones públicas para que el estado compre y contrate servicios. Una ley puesta justamente en un intento por frenar la corrupción en la administración pública. Para los años 90 Bolivia ocupó el vicecampeonato mundial de corrupción (TI) ¡Cómo sabiendo de esto Evo Morales podría alegar inocencia! ¿El patrón alegando bondad ante la maldad de los capataces?

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La Ley Marcelo Quiroga, un truco para prohijar la corrupción

Un empeñoso defensor del "cambio", se llena la boca reclamándole a la derecha parlamentaria la aprobación de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, de Investigación de Fortunas. Tendría que preguntarse, este buen señor, que con seguridad no recibe emolumento alguno del gobierno ni de los venezolanos, sobre la idoneidad de los encargados de investigar el origen de las fortunas de los políticos y funcionarios públicos y la del sistema judicial que habrá de juzgarlos.

De esta ley, en el marco de la realidad política del país, lo que habrá de resultar es: que investigarán los que están en el poder, las fortunas de los que están en la oposición. Y, juzgarán los fiscales y jueces fieles al partido de gobierno. Saña y venganza. ¿qué resultará? Un kilo de ex gobernantes incriminados, de entre los cuales muchos saldrán sin culpa y con la cara lavada luego de engordar las cuentas bancarias de sus acusadores y juzgadores. Mientras que en los que no puedan satisfacer las expectativas de estos, o sean políticamente peligrosos o respondones ante el dominio del régimen terminarán en la cana. Y, no será extraño que entre los que acaben en la cárcel y pagando el pato... estén hasta los injustamente encausados. La ley del embudo en acción.

El problema de la corrupción no es tan simple como nos quieren hacer ver. Como algo que se arregla con poner investigadores y juzgar a los corruptos y punto. Porque esto ya lo han hecho los gobernantes anteriores, los llamados neoliberales incluso. Comités de Vigilancia, Juntas Escolares, OTBs, Concejos Municipales, Parlamento, Contraloría, Comité Especial de Lucha Contra la Corrupción dentro de la EBRP, zarinas y ministras anticorrupción, etc. Promesas, juramentos, señales de la cruz y puños de izquierda sobre el corazón. Y, nada. Como es fácil ver, la corrupción no es poca cosa y sigue creciendo.

En el marco de la Ley Marcel Quiroga de Investigación de Fortunas. ¿Quién investigará a los que investiguen los actos de corrupción generadoras de fortunas? ¿Quién a los fiscales y jueces encargados de juzgar y castigar a los corruptos? ¿Quién controlará a los capos de las organizaciones sociales encargadas del "control social" previsto por la actual CPE masista? Los que ya se están afilando y trabando organización para meterle como cañón al control y sacarle el cuero a los giles y miles que medran del poder, a fin de que compartan los beneficios de la corrupción con sus pobres economías personales ansiosas por la sequía de quinientos años.

Al final, la Ley de Investigación de Fortunas no le hará mella a la corrupción, y hasta podría acrecentarla ante la obligación de repartir sus beneficios entre los nuevos postulantes a integrarse a las filas de la oligarquía. La experiencia del país dice que los encargados de controlar la corrupción suelen entrar en el "negocio" obteniendo su cuota parte de "ganancia". Y, si sobre el controlador se ha de poner un nuevo control y sobre este otro, obviamente la cuantía del robo al estado tendrá que subir, para cubrir las expectativas.

Más aún cuando se está ampliando aceleradamente el sector público de la economía, creando empresas estatales a diestra y siniestra. Esto es, ampliando el botín y consiguientemente acrecentando la angurria de los ávidos de riqueza fácil.

Por ahora son los masistas, que son izquierdistas. Mañana serán los derechistas "neoliberales". Los que ahora, aún llamándose opositores, apoyan las medidas de nacionalización y creación de las empresas públicas. Y bueno, ¿cómo no habrían de apoyarlas, previsores como son, ya que mañana, cuando el MAS reviente por sus propios méritos, ellos habrán de volver al poder, a beneficiarse de un botín acrecentado? Retomando el proceso de su enriquecimiento y con mejores perspectivas. ¿Serán los Mesa (el que le regalo gas a los argentinos a precio de "solidaridad" y seguramente por solidaridad, justificado por Evo Morales), los Quiroga y Sánchez de Losada, y hasta el ayuco que se compró para vicepresidente, ajenos a estos afanes?

El problema tiene esta impresionante magnitud. Ante el cual la mentada Ley de Investigación de Fortunas no tendrá más repercusión que pedo en una tormenta.

A grandes males, grandes remedios. Existen sólo dos formas de frenar la corrupción:

1) Disminuir el botín. Esto es disminuir la intervención del estado en la economía y su rol empresarial. No estamos en Suecia ni en Malasia o Finlandia o Noruega, estamos en Bolivia, donde la herencia colonial ha hecho cultura y práctica institucionalizada de la corrupta expropiación de los bienes del estado, del producto social. Lo que allí funciona para bien, aquí es trampa de Satanás y sostén del estilo colonialista de dominio y expoliación, reproducido dentro mismo del país.

2) Abrir el estado, las oficinas y archivos documentales del gobierno, la administración estatal y las empresas del estado a la mirada, control y auditoria ciudadana. Dándole potestad constitucional a todos y cada uno de los ciudadanos para esta labor. Esto es, control social directo, que habilite a cada ciudadano ha auditar lo que hacen los políticos en el poder en su nombre con la propiedad pública. A controlar, por sí y ante sí, con su derecho de ciudadano aún cuando no represente a nadie sino a su persona, lo que los encargados del gobierno hacen con sus impuestos, con la riqueza que generan los ciudadanos bolivianos sean campesinos o urbanos, indígenas o q´aras, etc. Si el estado es el terreno, por definición, público. Entonces, que se haga público. Que deje de ser negocio privado de los grupos oligárquicos en el poder (Reynaga, V.W: Bolivia al poder, Frente Social Tomás Katari, 2003, Bolivia).

Sólo de este modo será posible dejar atrás la herencia colonial, frenar la corrupción y encarar la construcción de un nuevo país. Los hechos lo están demostrando.

Cordialmente,

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