jueves, 7 de mayo de 2009

Las enseñanzas de Panamá en las urnas

Guillermo Capobianco Ribera
memocapobianco@gmail.com

Ricardo Martinelli, un empresario multimillonario de éxito en cadenas de supermercado, inversiones en la banca y en la agricultura fue electo, el tres de mayo pasado, por mayoría abrumadora del 62% de votos como nuevo presidente de Panamá.

Sorprende que la oposición centro-conservadora de Panamá haya derrotado de manera tan contundente a la Sra. Balbina Herrera candidata oficialista, expresión de la corriente socialista continental que impulsa desde Caracas el Presidente Hugo Chávez.

Cuando en Bolivia se estigmatiza al empresariado nacional, se lo persigue, se lo aparta del proceso de cambio acusándolo de supuestos delitos, la decisión soberana del pueblo panameño demostró que ser "millonario" no es delito cuando la acumulación económica se produce en el marco del respeto a la Ley y sobre la base del esfuerzo, la creatividad y el talento.

La experiencia panameña demuestra una vez más, contraviniendo las posiciones ideológicas radicales y dogmáticas, que el pueblo soberano no es de derecha ni de izquierda "per se", sino que cada proceso nacional tiene una especificidad histórica que vá más allá del intento de instalar hegemonías de clara tendencia autoritaria.

Es el caso de Panamá.

Un pueblo que padeció hasta diciembre de 1977 la presencia de un enclave colonial, fruto de la política imperialista de Teodore Roosevelt que instigó desde Estados Unidos el año 1903 la secesión de Colombia para construir el Canal, obra indispensable a su proceso de expansión en tanto que potencia mundial emergente.

Los líderes del nuevo país firmaron bajo presión un acuerdo leonino para construir y luego explotar comercialmente la impresionante obra de ingeniería de 81 km; la vía fluvial interoceánica más importante del continente.

Tuvieron que transcurrir 74 años de ignominia hasta que Omar Torrijos Herrera, militar nacionalista y patriota, logró la suscripción de los Tratados Torrijos - Carter luego de una larga lucha del pueblo panameño y de su juventud estudiantil.

El Gobierno de Martín Torrijos, actual presidente e hijo del Gral. nacionalista, hizo aprobar mediante referéndum la ampliación del canal a un costo estimado de 5.250 millones de dólares que aumentará el trasiego de la vía interoceánica de 2.400 contenedores a 10.000.

El canal es la vida económica de Panamá.

Martinelli, formado en USA e interlocutor válido ante la gran potencia, era la opción adecuada frente la Sra. Herrera que obtuvo el 37% de votos y en cuyo Proyecto de esencia socialista, rondaba la sombra del caudillo de Venezuela, enemigo acérrimo de Estados Unidos y propugnador del final y la muerte del sistema capitalista. Esta mujer panameña de clase media-popular asumió con dignidad toda la responsabilidad de la derrota electoral y reconoció el triunfo del magnate.

Toda una lección para los dogmáticos de América Latina y de manera especial para la cúpula del poder del Palacio Quemado.


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