martes, 1 de septiembre de 2009

NARCOECONOMIA

Antón Machaka
antonmachak@yahoo.com

Una figura retórica, utilizada por un economista de Milenio, ha causado la reacción furibunda del Ministro de Gobierno y la confusión del Presidente del Banco Central que, por lo visto, tiene mucho tiempo para escribir cartas, comunicados y artículos.

Lo que yo entendí de las entrevistas en la tele es que ante la caída de las exportaciones de hidrocarburos y minerales, debida tanto a la caída de los precios como a la baja en la producción de gas, la economía clandestina ligada a la coca y cocaína parecería estar funcionando como un colchón, al proporcionar recursos que amortiguan el impacto de la crisis. Esa sería la "narcoeconomía".

Como si fuera un insulto personal o una acusación a la política gubernamental, el Ministro de Gobierno salió a defenderse. Pero no contribuyó a aclarar la situación, como lo hizo notar con su habitual lenguaje el periodista Carlos Valverde.

La idea de "narcoeconomía" es, sin duda, excesiva, como lo son la mayor parte de las figuras retóricas que utilizamos al tratar de enfatizar situaciones. Podría decirse lo mismo del comentario del Presidente de Venezuela Hugo Chávez, que se refirió a la colombiana como una "narcoeconomía" y, en su caso, fue mucho más lejos pues se refirió al colombiano como un "narcoestado". Aquí no se llegó a tanto y ni siquiera se aludió a la responsabilidad que podría o no tener la política gubernamental. Pero son excesos, como los que caracterizan como "economías industriales" a las que tienen más de servicios y comercio que otra cosa, o "primario exportadoras" a economías cuya producción es muy diversa pero cuyas exportaciones dependen de productos primarios.

Puede discutirse cuán importante o no es el narcotráfico para las economías de Bolivia y Colombia, pero es indudable que en ambos casos la producción y el tráfico de drogas ilegales representan problemas serios porque, entre otras cosas, también absorben capitales, fuerza de trabajo y capacidad emprendedora, y generan un dinamismo económico que no se puede ignorar.

Los datos usados provienen de las estadísticas policiales que proporciona regularmente la FELCN. De ahí queda claro que la política antidrogas se ha ido cumpliendo con bastante regularidad y que la FELCN ha intensificado sus esfuerzos, pero que esa economía crece, ni duda cabe.

Mientras el Ministro atacaba a los economistas, los policías daban sus estadísticas mostrando que en Bolivia hay cada vez más narcos, más pasta y más clorhidrato. Y a cristalización representa un nivel más sofisticado, en el que circulan sumas mayores de dinero, y atraen en general a grupos extremadamente ambiciosos y violentos.

Al advertir la existencia de una "narcoeconomía" que amortigua la crisis, se llama la atención a lo que los datos oficiales permiten deducir. Por eso resulta inexplicable la reacción del Ministro de Gobierno y la protesta del Banco Central.

Lo peor que puede suceder ahora es que, por centrarnos en un tema marginal como el de la economía de la droga, ignoremos los otros desafíos que tenemos por delante y no prestemos atención a otras señales de alerta que han sido detectadas también por Milenio. Por ejemplo, la preocupante caída de las inversiones, las dificultades de la banca para colocar créditos, el estancamiento en la producción de hidrocarburos. Variables económicas que, como las de bajo crecimiento, pobreza, empleo precario, falta de competitividad y desigualdad social, son tapadas por comparaciones apuradas y el exitismo de las reservas internacionales que tienen mareado al banquero central.

En vez de reaccionar agresivamente contra quien lleva estos mensajes de alerta, el Gobierno debería considerar más bien sus aliados a quienes les advierten de los riesgos generados por su falta de gestión.

Y al Presidente del Banco Central habría que preguntarle nomás... si cree que "esas cifras e ideas, al ser infundadas, se descalifican solas"... por qué anda tan nervioso publicando desmentidos?

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