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La Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) no sólo es ampulosa y reglamentaria sino también está impregnada de una fuerte especulación en el campo de la filosofía social, sobre todo en cuando al orden económico que aspira a construir.
Se dice que para "fugarse" del capitalismo y para que "la sociedad deje de ser un rehén de la economía", la NCPE incorpora la economía social y comunitaria, entendida como la "economía plural". A su vez la economía plural está conformada por las "formas de organización comunitaria, estatal, privada y social cooperativa". Pero la economía plural no sólo que las incluye sino que las "articula". La ineludible pregunta es ¿Cómo? También dice que complementa el interés individual con el vivir colectivo. ¿Cómo? Y que asegura la apropiación social del "excedente económico" â€"término con tufillo marxista, que es la plusvalía-. ¿Cómo?
Según la NCPE, lo comunitario en la economía social implica garantizar la "libre determinación", de las naciones y pueblos indígena originarios campesinos, en el marco de la unidad del Estado, en cuanto a su forma de producción y de reproducción de la vida social. Se reconoce la "existencia precolonial" de estos pueblos y no sólo de su dominio ancestral, por lo que tienen el "derecho a la autonomía, al autogobierno, a sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales". Aquí se abre la caja de Pandora.
Si lo comunitario es producción y distribución colectiva, entonces, se puede entender que los recursos naturales sean de "propiedad del pueblo", sin embargo, sostener que lo comunitario apunta a "la superación de la crisis del capitalismo y de la modernidad", es algo propio del mundo de la ideología pero no de la economía. Contradictoriamente, se señala que en la economía plural, el Estado, categoría de la modernidad, ejerce la dirección integral del desarrollo y de sus procesos de planificación, haciendo que la "máquina estatal sirva como un instrumento de transformación a las multitudes". Y cuando se destaca esto, en esencia, se está señalando que el "excedente" debe ser captado, no por los participantes privados en los mercados para que lo inviertan, sino por el Estado para que este lo redistribuya.
Se debe destacar que la NCPE no sólo que reconoce y respeta la "organización económica comunitaria", lo que está bien, sino que la protege y la promueve, lo que está mal. Si la gente quiere seguir viviendo en la antigüedad produciendo de manera atrasada y, por tanto, sin mejorar su bienestar, es su problema; hay que respetar esta actitud. Pero cuando se habla de proteger surge la pregunta ¿de quién y cómo?, ¿de la influencia de la modernidad que supone el influjo de los mercados y de la propiedad privada? Igualmente es pertinente preguntarse ¿de qué modo la promoverá? ¿El Estado hará todo lo posible para impedir el natural advenimiento de la propiedad privada de la tierra? De ser así los "indígenas originarios" seguirán viviendo en la pobreza, pobreza que es, precisamente, el producto de sus atrasadas "formas de producción social". ¿O será que cómo los "excedentes" que genera la actividad extractiva de materias primas es de su pertenencia, ya que están en sus "territorios", ellos vivirán de ahora en adelante de esos excedentes? Es decir, ¿sin necesidad de tener que trabajar en la explotación de esos recursos, ellos deberían vivir de las rentas que produce esa explotación? ¿La economía comunitaria es la economía rentista? La Paz, 10 de noviembre de 2009
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