jueves, 17 de diciembre de 2009

El triunfo del MAS

Pedro Portugal M.
pedro-portugal@periodicopukara.com
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El triunfo del MAS y de Evo Morales en las elecciones nacionales del 6 de diciembre fue contundente: 63% de los votos y mayoría de dos tercios en el nuevo Parlamento Plurinacional.

¿Cuál es la mecánica de este triunfo y cuál su mensaje?

La oposición perdió no solamente por no haber podido constituir un frente único y por el enfrentamiento canibalesco entre sus dos principales representantes: PPB Convergencia y Unidad Nacional, pues esa curiosa contienda interna es más bien consecuencia y no causa de su fracaso. La oposición perdió porque jugó dócilmente el juego que los estrategas del MAS hábilmente le delinearon: reacción torpe y señorial de intereses pasados, anacrónicos y contraproducentes para concretizar el ansia de cambio que domina el conjunto de la sociedad boliviana.

La oposición no se da cuenta de que todo cambio es irreversible, no se puede volver atrás, aun cuando se pueden distorsionar los objetivos y los caminos para obtenerlo. El cambio irreversible es el camino de la descolonización, lo que es incógnita es si el MAS y Evo Morales serán capaces y consecuentes en ese objetivo. Era, pues, previsible la derrota de la oposición, identificada como contrarrevolución de una revolución que todavía no ha empezado.

Para derrotar a Evo Morales los principales grupos de oposición debían arrebatar al MAS sus principales banderas, lo cual es prácticamente imposible. De ahí la esterilidad del debate entre PPB Convergencia y Unidad Nacional de si «a más centro, menos Evo Morales». La derecha derrotada no puede ser oposición antagónica viable, de ahí que sueña con un hipotético posicionamiento centrista para rehacer sus fuerzas.

Paradójicamente, en un fenómeno político digno de estudio, el vencedor de estas elecciones para «ganar» y mantener su triunfo, abre sus puertas a quienes buscaban su derrota o por lo menos su desnaturalización, al mismo tiempo que mantiene su discurso satanizándolos. Así, para la oposición le será más fácil destruir al MAS ingresando en ese movimiento que contradiciéndole abiertamente.

La oposición — si ha de haber — a este marasmo llamada «proceso de cambio» surgirá de la vertiente de quienes ansían verdaderos cambios y se sienten frustrados con el exceso de retórica y la ausencia de hechos concretos.

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