viernes, 18 de diciembre de 2009

Especulaciòn no eficiente

Armando Méndez Morales
amendezmo@yahoo.es

En los primeros tiempos de la economía de mercado los productores estaban sujetos al albur del comportamiento de los precios, principalmente en lo referido a los productos agrícolas. El hecho es que cuando llegaba el tiempo de la cosecha se veían inundar estos mercados con productos por lo que sus precios tendían a bajar abrupta y rápidamente, llevando a la quiebra a muchos productores "marginales". Luego de este periodo surgía la escasez de los mismos y, por tanto, los precios tendían a subir también rápidamente. Este comportamiento volátil de precios no daba ninguna seguridad al productor, lo mantenía en la incertidumbre sin posibilidad de tener una idea cierta de lo que produciendo podía ganar.

Con la aparición de los mercados a futuro aparecieron los especuladores profesionales, quienes compraban los productos antes que se cosecharan. El especulador le ofrecía, hoy, un determinado precio sobre su producción, que sería entregado y pagado en una fecha a futuro y en el tiempo de la cosecha. Con esta transacción el productor aseguraba un precio y, por tanto, su ganancia sobre lo que produciría y el especulador corría con el riesgo de ganar o perder en esta operación. Si en la fecha convenida futura para esta transacción el precio del mercado estaba por encima, ganaba el especulador, por el contrario, si el precio se ubicase por debajo, perdía.

El desarrollo de los mercados a futuro para productos agrícolas y también para los commodities en general dieron un gran impulso a la oferta productiva, ya que estos producían con la certeza de los precios a los cuales venderían su producción y, por tanto, enfrentaban una certeza que les servía para ver si ese precio cubría sus costos y la utilidad buscada.

Adicionalmente, se suponía que la actuación de los especuladores tendía a disminuir la volatilidad de los precios, porque al convenir precios, con anticipación a la entrega del producto, se impedía que en ese momento se produjera una súbita caída de precios; cuando el producto escaseaba, tampoco subía abruptamente el precio porque entraba al mercado la producción que antes había adquirido el especulador, la misma que era vendida por éste.

Como el negocio del especulador consiste en comprar "barato" y vender "caro", le lleva a la siguiente conducta: Adquiere una producción a venderse a futuro cuando cree que con esta operación puede ganar. Es decir, cree que el precio que consiga con su venta será mayor al precio que tuvo que pagar. Pero no tiene la seguridad de que esto sea así, cuando hay competencia y no hay inflación. Estas son sus "expectativas".

¿Quién es el especulador? En un principio es un capitalista, aquél que tiene mucho ahorro y decide administrarlo personalmente. El problema que enfrenta todo ahorrista es cómo puede mantener el valor de su riqueza y cómo puede incrementarla. El especulador pronto aprende que también puede administrar los capitales de otras personas a cambio de ganar una "comisión". De este modo, empieza a proliferar este tipo de especulador que se convierte en un captador de ahorros y en un inversor en los mercados a futuro. Cuando el especulador es un capitalista, se supone que tiene mucho cuidado con sus operaciones financieras porque sabe que si se equivoca se puede esfumar su capital acumulado. Cuando el especulador se convierte en un captador de ahorros y de inversiones ajenas, ya no arriesga su propio capital sino el ajeno. Aquí se puede producir el riesgo moral, es decir que cuando las cosas salen mal el especulador simplemente no devuelve el ahorro a los ahorristas. ¡Cara, gano yo. Sello, pierdes tú! Especulación ineficiente. Este es el célebre caso Madoff.

La teoría económica enseña que al ahorro real acumulado por las personas se dirige a la producción de bienes de capital, de tal modo que la existencia de personas "ricas", quienes son las que fundamentalmente ahorran, no es problema alguno para el funcionamiento eficiente de la economía.

El gran problema que enfrenta el denominado proceso ahorro -inversión, tanto para su eficaz funcionamiento como para su incesante expansión, es cómo incentivar el ahorro y cómo asegurar el mantenimiento de su valor. Desde un punto de vista netamente productivo, el ahorro real surgió cuando un agricultor tuvo un "excedente" de lo producido que no lo puede consumir él ni su familia, por lo que está obligado a entregarlo en crédito a quienes requieren consumir esa producción. El problema surge porque quienes consumen esta producción a crédito lo hacen con la promesa de devolver en el futuro, y esto sólo será posible si aseguran ingresos y, en algún momento, ahorros, única manera de honrar su compromiso.

Adicionalmente, el ahorrista que busca la mayor renta por este "sacrificio de consumo presente", desea que su ahorro pueda hacerse líquido el momento que así lo quisiera. Y esto se logra con otro hecho producto de la economía aplicada, que son las Bolsas de Valores. Estas surgen no sólo para poner en contacto directo a ahorristas con inversionistas sino también para asegurar al ahorrista que su ahorro en cualquier momento se puede hacer efectivo. Aparecen los especuladores. Estos son los que venden y compran activos financieros que es la forma monetaria que toma el ahorro. Gracias a la Bolsa un tenedor de ahorros puede en cualquier momento convertir sus ahorros en dinero efectivo y puede también de inmediato comprar otros activos financieros.

Los ahorros convertidos en activos financieros toman diferentes modalidades, desde las clásicas acciones y bonos, pasando por los papeles que representa commodities hasta el complejo mundo de los derivados financieros, que continuamente se transan en los mercados de capitales. Aquí la especulación adquiere su mayor creatividad, complejidad y celeridad. Aparecen los administradores de Fondos de inversión que lo que hacen, minuto a minuto, es vender y comprar activos financieros con la expectativa de que esta operación les reditúe un "rendimiento neto". Y todo esto se hace en diferentes divisas lo que explica la volatilidad de los tipos de cambio y de las tasas de interés, en el mundo.

Todo este complejo andamiaje sería beneficioso para la actividad económica en general si hubiese transparencia y ausencia de inflación. Y esto no es así. El mundo de Wall Street es todo menos transparente, es un mundo donde la creación mas audaz es posible sin que nadie diga nada. Adicionalmente, ha logrado vender a los incautos capitalistas la ilusión de que su capital "siempre" puede crecer y esto ha sido posible porque desde los años 70 del siglo XX la economía mundial, y la economía norteamericana en particular, vive un proceso tendencialmente incesante de inflación de precios de activos financieros.

El comportamiento de cualquier índice que mide las transacciones que se realizan en las Bolsas de valores, en el mundo, muestra que la tendencia de sus precios en el largo plazo es incesantemente creciente, con momentos de quiebre, por esto la conducta dominante de los especuladores está influido por el "efecto manada". Sus sofisticados modelos econométricos les enseñan que la tendencia en el largo plazo es siempre a subir, sólo en el corto plazo es fluctuante, periodo en el que hacen ganancias de corto plazo vendiendo y comprando papeles, como si fuese un casino, pero en el largo plazo los tenedores de activos financieros esperan siempre ganar. Y esto no es así, por eso hacen su aparición las periódicas crisis financieras como la reciente de los años 2007 y 2008, donde el efecto manada se da a la inversa. Lo lamentable es que en esta situación hace su aparición la política monetaria expansiva para impedir la necesaria deflación de precios e incluso revertirla, manteniendo la existencia de una riqueza financiera artificial.

No hay algo mejor como escuchar a quienes conocen muy bien el mundo de la especulación financiera. George Soros dice: "Cada vez que hay una crisis financiera, las autoridades intervienen, se encargan de las instituciones o entidades que están al borde de la quiebra y aplican políticas de estímulo fiscal y/o monetario, inflando la super burbuja aún más". Sugiere que el uso de derivados debería estar "regulado, restringido o prohibido". Desincentivar las practicas de titularización. Impedir los bancos demasiado grandes porque too big too fail.

Cuando la creación excesiva de dinero se canaliza hacia los pobres de cualquier sociedad, entonces, este dinero incrementa la demanda de bienes y servicios, razón por la cual se desata la inflación de precios de bienes y servicios. Cuando esta creación se canaliza hacia los ricos, como es el caso de los EEUU, lo que aumenta es la demanda de activos financieros y, con ello, la inflación de sus precios.

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