jueves, 31 de diciembre de 2009

Señales electorales: Circunscripciones Indígenas Especiales

Erika Brockmann Quiroga
www.elfaro-eribolivia.blogspot.com
erikabrockmann@yahoo.com.mx

Confirmada la victoria electoral del MAS la atención mediática y política coloca la mira en la próxima cita electoral subnacional a realizarse en abril. Esto ocurre cuando aún no se agota el análisis de la rica, variada e inédita información recogida el pasado 6 de diciembre. En efecto, no hay duda de que la representación política de la futura Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) sorprende y sorprenderá por varias razones.

Una primera se refiere a la presencia de un 30% de asambleistas mujeres, destacando el histórico incremento porcentual de 3% al 46% de mujeres titulares electas en el Senado quienes modificarán radicalmente el mosaico de la representación de la Cámara Alta. Ello es notable, el súbito incremento de una a 17 senadoras no es poca cosa. Es un hecho que revertirá el inevitable sentimiento de aislamiento y soledad que, de tanto en tanto, invadía a las 9 Senadoras titulares electas durante del primeros 25 años de democracia.

Lo que sí fue nuevo ha sido la elección no solo de siete diputados indígenas especiales sino también la respuesta diversa a la consulta ciudadana sobre la adopción de la condición de Autonomía Indígena Originaria Campesina realizada en 12 municipios del país. El análisis de la cuestión indígena, expresada en las cifras de la inclusión, participación y orientación del voto de la gente; ha dejado mucha tela y varios mitos que recortar.

Un primer dato que llama la atención es la reducida participación de electores habilitados para la votación en las circunscripciones indígenas especiales. De un total de 90.952 electores originalmente previstos en siete departamentos que contaban con una circunscripción especial indígena emitieron su voto menos de la mitad (49.2%) siendo válidos los votos de apenas el 35.3 %. La brecha existente entre la expectativa de participación y cantidad efectiva de votantes es significativa. Este ausentismo constituye una señal por demás llamativa, mas aún considerando que, en la misma jornada electoral y para la elección presidencial y de los nuevos parlamentarios de la democracia representativa la concurrencia de electores fue extraordinaria ¡superó el 94%!

Este ausentismo ¿no será reflejo de una resistencia pasiva o indiferencia a una propuesta de representación indígena que más parece ser una construcción discursiva etnocéntrica forzada de cúpulas políticas e intelectuales divorciada del sentimiento de las verdaderas bases indígenas? Todo indica que las siete circunscripciones especiales son suficientes para representar los intereses y demandas agregadas de estos pueblos hoy reconocidos, debiendo repensarse la posibilidad de ampliar el numero de escaños a 15 o mas para pueblos cuyas poblaciones no superan los 2000 habitantes. Es el caso de Cochabamba cuya circunscripción indígena - Yuqui/Yuracaré- cuenta con 518 electores, o el caso particular de Pando con 1.859, de los cuales votaron 1361, arrojando un resultado favorable al binomio Manfred- Leo. ¡ Qué paradoja!.

La desigual representación no debe subestimarse. Mientras un diputado especial representa a menos de 2000 electores, un diputado uninominal en el eje urbano de ciudades del eje representa a más de 115.000. La búsqueda de equidad política bajo el enfoque de la "discriminación positiva" debe calibrarse. Dicho de otro modo, la inclusión de los excluidos debe evitar otras formas de discriminación tales como la subrepresentación de poblaciones urbanas subrepresentadas. Es cuestión de equidad, de pulverizar mitos y otros prejuicios alejados de todo principio de realidad.

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