sábado, 14 de agosto de 2010

Recomendaciones de un gurú

Mauricio Ríos García
riosmauricio@yahoo.com


Cuando Milton Friedman visitó Chile en 1975, Augusto Pinochet llevaba alrededor de dos años en el gobierno de aquel país, donde la situación económica era comparable con la hiperinflación que Bolivia experimentó a principios de la década de los ochenta. Hoy, a cinco años de gobierno de Evo Morales, Samir Amín visita nuestro país, donde --al menos por el momento-- la situación económica es envidiable.

Es verdad que Chile continuó por un camino económico pedregoso hasta que las reformas hicieron efecto, pero nadie que se precie de ser medianamente inteligente puede ya poner en duda la relación directa entre las ideas y recomendaciones de Friedman, y el "milagro económico" de Chile. Es cierto que falta mucho aún, pero las reformas demostraron que al elevar la tasa de crecimiento del PIB per cápita desde 0,9% anual (1810-1983) a 4,3% anual (1984-2004), "el modelo chileno lleva a que los nietos puedan aspirar a ser 8,2 veces más ricos que sus abuelos" (Álvaro Donoso en cita de José Piñera, 2006).

Pero valga aclarar que Friedman no visitó Chile por simple invitación, él llegó a aquel país con un desafío muy grande, el cual era poner fin a la hiperinflación heredada, y que no sólo supo asumir como economista, sino como una persona comprometida con una filosofía de vida que funcionó para él y su familia, y que pensaba que podía ser buena para quien compartiera su visión: la libertad personal, la empresa privada, el rol subsidiario del Estado y la apertura hacia el mundo. Amín, en cambio, llega a Bolivia para preguntarse a sí mismo sobre si los planteamientos de Marx son sostenibles en el tiempo (pregunta centenaria por cierto) para que, además, sean otros quienes encuentren las respuestas por él.

Pero por otro lado, no olvidemos además, que la última vez que en América Latina se puso en práctica las teorías y recomendaciones del marxismo moderno, mejor conocidas como la Teoría de la Dependencia y la Industrialización por Sustitución de Importaciones que Samir Amín ayudó a construir e implementar, los resultados fueron hiperinflación, déficits públicos, deudas externas y descalabros monetarios, además de innumerables casos de monstruosas industrias injustificadas y escándalos de corrupción.

Si fuera porque la historia se repite, Bolivia estaría ahora encaminada hacia la hiperinflación, así como Chile con la popularidad temprana y elección por medio de las urnas de Allende en 1970, pero como este artículo no pretende apelar al historicismo (porque sino, ojalá nadie lo quiera, tendríamos que plantear también la llegada de un Pinochet en esta analogía), no habría por qué pensar que ese vaya a ser el caso.

Así como puede que Samir Amín no sea representante del mal en la tierra, Milton Friedman tampoco era el mejor de los ejemplos para las causas de la libertad, sobre todo en el campo de la economía, dado que la tradición teórica a la que esta columna responde tiene muchas y muy grandes diferencias, incluso hasta el punto de parecer que se trata de la construcción de dos ciencias alternativas, que estudian objetos diferentes y que explican la realidad de una forma muy distinta. Sin embargo, si algún mérito se la ha reconocido a Friedman a lo largo de los años y en cada rincón liberal, ha sido su capacidad de sobresalir en los tiempos de mayor oscuridad e incertidumbre para defender la libertad.

Samir Amín habrá estado en Bolivia aproximadamente la misma cantidad de tiempo que Milton Friedman en Chile, realizando conferencias, seminarios, actividades y reuniones con mandatarios de gobierno. ¿Qué valor podrían alcanzar sus recomendaciones de puño y letra luego de 35 años?

Si Chile toma hoy la senda correcta, creo que puede lograr otro milagro económico: despegar hacia un crecimiento económico sostenido que proveerá una ampliamente compartida prosperidad. Pero para aprovechar esta oportunidad, Chile deberá primero superar un muy dificultoso periodo de transición.

1 comentario:

  1. Bernardo Corro17/8/10, 13:07

    Su analizas bien el caso chileno, no se aplicaron en realidad las teorías de Friedman. El pedía a Pinochet, entre otras cosas, que se privatisen las empresas del Cobre (CODELCO) y que no hayan empresas estatales de promoción (Prochile, los fondos de desarrollo,...). Pinochet no era tan tonto. Al poco tiempo despidió al discipulo de Friedman que era Pablo Bucci, ministro de economía.

    Los dogmatismos no son buenos para nadie.

    Estoy de acuerdo en que el dogmatismo que se aplica actualmente en Bolivia tampoco dará resultados positivos sobre todo para los pobres, para los trabajadores y para los campesinos indígenas.

    ResponderEliminar