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Uno de los principales dolores de cabeza en los países productores de petróleo en América Latina y El Caribe, es el subsidio a los precios de los principales derivados, gasolinas, diesel oil y Gas Licuado de Petróleo (GLP). Es recurrente observar que en países con importante producción de crudo la presión social por mantener los precios por debajo de su oportunidad internacional o, inclusive, por debajo de su coste de producción generó (y aún lo hace) importantes distorsiones de mercado. Distorsiones que al final del día se reflejan en dificultades para abastecer la demanda interna por estos productos, siendo el GLP uno de sus principales exponentes. En este sentido, quiero compartir con ustedes la experiencia de Brasil respecto a la entrega de Bonos y el subsidio al precio del GLP, considero que bien podría ayudarnos a resolver el lío en el que estamos actualmente.
Si bien no existe una política explícita para disminuir el precio del GLP, en Brasil se creó el programa "Auxilio Gas", éste consistía en la entrega mensual de R$ 7.50 a las familias más pobres del país. El criterio de elegibilidad consistía en verificar si el ingreso per cápita máximo de la familia era menor a medio salario mínimo. Las familias deberían estar registradas en el Catastro Único para Programas Sociales del Gobierno Federal donde también eran beneficiarias de los Programas "Bolsa Escuela" y/o "Bolsa Alimentación". Por otra parte, en Brasil existe el Programa Bolsa-Familia (PBF) que es uno de mayor alcance y consiste en entregar subsidios directos entre R$ 22 y R$ 200, dependiendo de las características de la familia, en particular: la renta mensual y el número de niños hasta 15 años y de jóvenes de 16 y 17 años.
En octubre del año 2003 el Programa Auxilio-Gas (PAG) beneficiaba a más de 9 millones de familias y el PBF a más de 1.1 millones. Dadas las características de ambos programas, las familias comenzaron a migrar del primero al segundo, de esta forma, en octubre del año 2008 el PAG benefició a 230 mil familias, mientras que el PBF contaba con más de 11 millones; gracias a ello el PAG cerró en diciembre del 2008 a través del decreto 6392. De esta forma, el subsidio que recibían las familias para la compra de GLP, ahora se incorpora a uno mayor que incrementa la capacidad de gasto de ellas.
¿Qué podemos obtener de esto? Sin entrar en la discusión acerca de las bondades o no de los bonos que actualmente entre el Gobierno, lo que sí debería quedar claro es que las bases de datos (con información de las familias receptoras de dichos bonos) crecen cada día más, de hecho, tengo la ligera impresión que son las familias pobres quienes con mayor probabilidad están registradas. En este sentido, no es descabellado pensar en levantar el subsidio al precio del GLP y otorgar subsidios directos a las familias más pobres. Tarea imposible dirán algunos dado que es muy difícil identificar qué familias recibirían el subsidio, la respuesta se encuentra (al menos con alta probabilidad) en la experiencia Brasileña, utilizando las bases de datos construidas a partir de la entrega de bonos es posible identificar a las familias más pobres y, de esta forma, focalizar el subsidio al precio del GLP.
Por supuesto, mientras las cosas sigan como están, clases medias hacia arriba se benefician con precios bajos del GLP, porque los pobres señoras y señores, los pobres de nuestro país cocinan con leña y güano y de hecho, ni siquiera cocinan porque trabajan todo el día. Ah! Me olvidaba, cuando hay escasez de GLP quienes pueden comprar a precios regulados (subsidiados) son las familias de los centros urbanos, porque allí existen las instituciones donde "pueden reclamar" en cambio, las familias que viven en el sector rural muchas veces pagan hasta 4 veces el precio del GLP, de lujo no? Veleidades de los subsidios a los precios.
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