eduardocamposdc@yahoo.es
En los 5 capítulos y 24 artículos que comprende la ley 045, se puede advertir su excesivo carácter punitivo que hace temer que los objetivos que se plantea –erradicar el racismos y toda forma de discriminación– no puedan ser cumplidos y por el contrario, se generen las condiciones para la emergencia de nuevas y renovadas formas de discriminación y odio.
Luchar contra el racismo y la discriminación, se trata de una tarea muy compleja –en nuestro país o en cualquier otra sociedad– y no se puede enfrentar esta problemática con simples medidas punitivas. Peor aún, si se lo hace pretendiendo erradicar los efectos del racismo y la discriminación y nos las causas que las generan. El racismo, como la peor de las discriminación, no puede superarse y menos erradicarse, implementando un sistema inquisitorio, que obligue a las personas a mantener una actitud "hipócrita", por temor a las penas. Por esa vía, se podrá impedir que alguien exprese un criterio despreciativo, pero no se logrará que la gente siga pensando igual o peor de los otros.
Las actitudes y expresiones discriminadoras y de desprecio por los otros, por los distintos, por los diferentes, se fundan en valoraciones equivocadas y arcaicas que laten en el propio seno de los diversos segmentos de la sociedad.
Son esas valoraciones y pensamientos erróneos y obsoletos los que debemos intentar superarlos, para hacer viable la construcción de una sociedad compuesta por diversos, elevando por supuesto nuestra tolerancia y niveles de otredad.
La ley, cuando arremete contra la libertad de expresión, contempladas en los artículos 16 y 23, claramente ésta queriendo resolver un problema del gobierno, que es su baja predisposición a escuchar las críticas y las opiniones distintas; pero no está encarando responsablemente, una estrategia de superación de los niveles de intolerancia que tiene nuestra sociedad. Evidente los bolivianos en general, somos fuertemente intolerantes en varios aspectos y no sólo en el tema racial y mal vamos a superar esa conducta, con la incorporación de medidas punitivas, particularmente dirigidas a ponerle una mordaza a la libertad de expresión.
Al respecto, muchos estudios realizados en otros países, señalan que en la medida que las legislaciones incorporan sanciones duras a las actitudes y expresiones de discriminación y racismo, han contribuido – mas bien - para que nuevos y renovados brotes de odio e intolerancia se instalen en el seno de la sociedad, ocasionado un retroceso en los niveles de otredad.
Bolivia, como una sociedad multiétnica y pluricultural requiere enfrentar de la manera más racional y efectiva, los bajos y peligrosos niveles de otredad y tolerancia que laten en su seno, mismos que lamentablemente –por varios factores, entre ellos las propias actitudes del gobierno– se han acentuado en los últimos años.
Evidentemente es importante legislar esta problemática, pero debe hacérselo asumiendo que el objetivo fundamental es contribuir a la construcción de una sociedad intercultural, tolerante, sinérgica, que nos permita una convivencia pacífica; requisito que a su vez, es fundamental para que colectivamente enfrentemos la situación de subdesarrollo en la que nos encontramos.
Por ello, llama la atención que la ley le ponga más interés en la conformación del comité de lucha antirracista, muy similar a los de la inquisición o el funesto "Comité de salud" de la revolución francesa, que definían quien se quemaba o quien iba a la guillotina, que a las medidas preventivas e educadoras.
No será el castigo el factor que permita que la sociedad boliviana, transite de sus bajos niveles de tolerancia, hacia una sociedad intercultural con otredad; sino la concienciación colectiva, que es una tarea fundamentalmente educativa, pedagógica, la que nos lleve a aceptarnos como somos. Diversos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario