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El estilo político y la naturaleza básica del oficialismo se resumen en la declaración (primer servidor público) y la contigua traducción (segundo servidor público) de una metida de pata olímpica.
["¿Quieren que les diga la verdad? Nosotros sabíamos que la derecha en 2008 quería que yo cumpla mi mandato e inhabilitarme con el artículo transitorio. La derecha ha tratado de meterme una trampa y nosotros la cruzamos, pero le hicimos otra trampa más interesante de fondo. Eso es lo que no quieren asumir"]
Silvestremente el oficialista tiene la única ocupación, como lo demuestra la puesta en escena de la "trampa", de "medirse" infantilescamente con quien pueda. Con el aditamento de su viveza criolla al momento de plantear el "quién la tiene más grande" como "estrategia política".
El servicio público pudo sencillamente obviar la confesión de su primer servidor público ante la picardía de una entrevistadora. Y encarar, con arte político, una evasión suspicaz a dicho impase hormonal ante los medios y opinión públicos nacionales.
Pero no. El contumaz criollismo vivarachín del "quién la tiene más grande" pudo más que la "estrategia". No solamente el primer servidor público sindicó de"tramposos" a ciertos negociadores, sino que (él solito) se reconoció como más "más tramposo" todavía. A eso, como si fuese poco, sale a traducírselo (interpretando) en angustiosa desesperación un segundo servidor público. Que lo que su "hermano" servidor público dijo no es tan solo una "trampita", sino que es toditita una "estrategia" "poncho", "lluchu", "guante", "mantilla", "frazada", u otro "envolvente".
Con trampa "lluchu" o sin ella, igualito nomás a algunos les extasía la viveza criolla del "quién la tiene más grande".
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