lunes, 11 de octubre de 2010

Quise escribir...

Susana Seleme Antelo
susiseleme@yahoo.es

En cambio, me inundé de melancolía por el 10 de octubre de 2010, hecho capicúa: 10-10-10, de suerte, pero esta vez falló. Quería festejar la recuperación de la democracia hace 28 años, histórica fecha, que puso fin a la represión y el odio generados por la sinrazón de la intolerancia, la violencia, la tortura y el desprecio por los DD.HH.

Quería festejar alegremente este 28 aniversario, pero el peso de la contradicción dialéctica se impuso: el presidente acaba de aprobar una Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, de impactante título, pero que más bien llama a responso. La libertad de prensa ha sido mal herida y quizás se muera.

Aturdida con la noticia ya consumada, buscaba mi ajado libro de las obras completas de César Vallejo, ese universal peruano que como nadie escribió sobre sufrimiento del hombre. Buscaba a ese César Vallejo que releí a través de Pedro Shimose, en su premiado libro por Casa de las Américas, hace tantos años, y sufrí con él los rigores del exilio. Buscaba al poeta que me enseñó los "Heraldos" más "Negros" que nunca pude haber visto, y "Los Poemas Humanos" más humanos que jamás habré leído.

Entonces, me invadió la melancolía y la impotencia, al mismo tiempo. Tuve una rabia colosal contra los impostores que usaron la democracia para llegar al poder y luego la escarnecieron con muertos, presos y exilados, amén de otros atropellos. Sí, en esta democracia, que es un sistema con yerros y aciertos, con luces y sombras, siempre perfectible, si el ejercicio del poder no pudre de autoritarismo y culto a la personalidad a la naturaleza humana de quienes ejercen ese poder. Como ahora.

10 del 10 del 10.... ¡Qué justa y necesaria Ley contra el racismo, tendríamos que haber dicho! Pero tiene dos artículos aviesos que son la 'trampa' de la que hace gala el Presidente, o los estratégicos 'movimientos envolventes' del Vice, quien ya dijo que la 'política es la continuación de la guerra por otros medios'. Si el objetivo de la "trampa envolvente" es ponerle mordazas a las palabras, a las ideas, a la diversidad y a las distintas formas de mirar y concebir el mundo, quiere decir que el gobierno está en guerra contra la sociedad.

El artículo 16 apunta a los medios y a los dueños de medios con confiscación. En ese caso, y en una demostración de populismo enajenado, el presidente señala que la empresa pasaría a manos de los trabajadores. El 23, ofrece cárcel a los periodistas que utilizaren palabras o expresiones racistas. En resumen, ponerle mordaza a la libre expresión, al disenso y a las diferencias. Como decía Vallejo, "el cancerbero maneja la llave": quienes van a calificar, de manera subjetiva si hubo diatriba racista, serán el presidente y los movimientos sociales.

Buscaba a Vallejo cuando decía "Quisiera hoy ser feliz de buena gana", hoy 10 del 10 de 2010, a 28 años de la recuperación de la Democracia, en 1982. Quería ser feliz y agradecida con esos muertos de epopeya: los anteriores al banzerismo, los del septenio y los de García Meza, con Marcelo Quiroga Santa Cruz, hasta hoy desaparecido, como el dirigente obrero Flores; con los que en el exilio chileno cayeron bajo las balas de Pinochet; con los 8 jóvenes miristas de la calle Harrington, con los anónimos y otros "desaparecidos".

Sin trampas, ni rodillazos, ni estrategias envolventes: aquí jugamos limpio en la cancha y en la política. Quise escribir, y escribí de la mano de Vallejo por la libertad de prensa, por el derecho a ser libres, a pensar diferente y expresarlo sin temores.

1 comentario:

  1. alberto garcía plá11/10/10, 17:35

    Como en el famoso poema de Niemöller, los periodistas han reaccionado cuando han sido sus barbas las que han comenzado a arder ¿por qué no hicieron huelga de hambre cuando comenzaron las detenciones extrajudiciales, o cuando el gobierno inició la represión a los opositores? ¿Por qué no sólo callaron, sino que además se aliaron con el poder, cuando detuvieron al ciudadano Melgar, personaje absolutamente indeseable y horrendo, pero cuyo único delito fue de palabra? ¿por qué no marcharon por las calles cuando el gobierno violó los derechos procesales de Leopoldo Fernández al incumplir arbitrariamente el fallo de la Corte Suprema? ¿por qué no sacaron planas en blanco cuando los políticos de la oposición fueron sistemáticamente acosados judicialmente?

    Lo cierto es que callaron, porque ellos no eran presuntos sospechosos del caso Rosza, ni prefectos caidos en desgracia, ni radialistas sin título, ni alcaldes electos de la oposición. Pero ahora que el Poder sí ha ido a por ellos, ahora es quizás demasiado tarde y se ha jalado excesivamente de la cuerda. Ellos tambien tienen la culpa.

    Entonces, la prensa pide de la gente una solidaridad que ellos nunca manifestaron en el pasado reciente. Y habrá que dársela, no porque la merezcan, que no la merecen, sino porque el problema hace mucho tiempo que dejó de afectarles sólo a ellos y ahora afecta a todos los bolivianos.

    En cualquier caso, nada excusa al gobierno. El masismo está absolutamente decidido a hundir la democracia y a erosionar las libertades políticas y civiles y hay que oponerse firmemente a la arbitrariedad campante que el gobierno quiere establecer con la complicidad de los organismos internacionales y de los gobiernos democráticos.

    Finalmente, y como, para orgullo de todos los demócratas, acaba de ganar el Premio Nobel de La Paz, termino este breve comentario con una frase de Liu Xiaobo y de la Carta 08: “Los derechos del hombre no están concedidos por un Estado. Toda persona nace con su derecho inherente a la libertad y a la dignidad”

    Entonces, la libertad de expresión, y todas las otras libertades, no nos las puede quitar el Estado, porque tampoco puede dárnoslas, siempre han sido nuestras. A lo más que el Poder puede aspirar es a reprimirnos para que no podamos ejercer plenamente nuestros derechos.

    saludos
    alberto

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