miércoles, 13 de octubre de 2010

¿RESENTIMIENTO Y VENGANZA O INTERCULTURALIDAD?

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es

La aprobación de la ley antirracismo en pasados días, ha provocado que la sociedad boliviana, vea con profunda preocupación la censura previa a los medios de comunicación como una inaceptable conculcación de la libertad de expresión que pone en riesgo el propio sistema democrático. Sin embargo, esta preocupación centrada en la libertad de expresión, descuida advertir que en la mencionada ley, el tratamiento de temáticas tan importantes como los derechos civiles, la identidad colectiva y la interculturalidad, tampoco fueron abordadas de manera apropiada, desaprovechando una extraordinaria oportunidad para impulsar un verdadero proceso de reencuentro de la sociedad boliviana, que tanta falta nos hace para emprender colectivamente los retos del desarrollo.

En los últimos años, producto de la emergencia de las reivindicaciones principalmente étnico - culturales, los conceptos de multiculturalidad e interculturalidad, se han incorporado al debate ideológico, haciendo más complicados los análisis que hasta ese entonces se limitaban al aspecto socioeconómicos. De esa manera, los discursos políticos basados en la "lucha de clases" que pretendían la "toma del poder" como principal objetivo revolucionario, para luego "volcando la tortilla" desarrollar las fuerzas productivas en beneficio de los proletarios y sus aliados, acabaron siendo intrascendentes y sobre todo, insuficientes, para expresar y responder la emergencia de las demandas étnicas, regionales, generacionales, de género, culturales y de diversas comunidades sociales; mismas que de manera general, plantean la necesidad de nuevos paradigmas de construcción colectiva.

En mi criterio, esos son los temas de fondo que debieron ser abordados por la ley Nº 045 y no sólo, los referidos con la penalización a las expresiones intolerantes y racista. Peor aún, si a nombre de la lucha contra toda forma de discriminación (aceptada por la inmensa mayoría de los bolivianos) se haya acabado poniéndole una mordaza a la libertad d expresión, base fundamental de la convivencia pacifica en democracia.

Enfrentar con posibilidades de éxito real, las fricciones que se generan en una sociedad compuesta por distintos grupos étnicos y diversas expresiones culturales, no puede basarse simplemente en la penalización de las expresiones anti-tolerantes. Lo fundamental, para garantizar una convivencia pacifica y armónica entre los miembros distintos de una sociedad como la nuestra, será en todo caso, impulsar fuentes procesos de interculturalidad que permitan (no de la noche a la mañana) que las distintas expresiones, valoraciones, formas de vida, costumbres, idiomas, tradiciones, etc., etc. se conjuguen y complementen, contribuyendo a una aceptación colectiva de la diversidad y a una valoración positiva – por parte de todos - de las expresiones particulares.

Construir el imaginario colectivo multiétnico y pluricultural, debiera ser el principal propósito, no sólo de la mencionada ley, sino de cualquier disposición estatal, si efectivamente estamos comprometidos en un futuro compartido entre todos. La sociedad boliviana, antes que medidas punitivas que sancionen cualquier fricción entre sus componentes, debe buscar el reconocimiento colectivo de su identidad, muti – pluri, impulsando la interculturalidad, única vía para que las diferencias – existentes e inevitables – no entre en colisión y por el contrario, puedan reconocerse y complementarse.

Sólo la interacción entre culturas, de una forma respetuosa, horizontal y sinérgica, puede permitir la integración y convivencia pacifica en una sociedad como la nuestra. Es el respeto a la diversidad y el enriquecimiento mutuo, lo que hace viable la interculturalidad, proceso que no estará nuca libre de conflictos, mismos que solo podrán ser superados, en la medida que la interacción comunicativa entre los grupos humanos diferentes, sean estas etnias, culturas o comunidades, acepten previa y expresamente, su voluntad de construir un colectivo común.

La sociedad boliviana, al aprobar mediante referendo, la nueva constitución política del estado, básicamente ha asumido y aceptado su condición de sociedad diversa, por lo tanto, cualquier ley, destinada a eliminar y aminorar las fricciones interculturales que se producen en su seno, no puede partir, por desconocer lo que ya se ha logrado. El propósito de penalizar, las expresiones y manifestaciones intolerantes, racistas y discriminadoras, antes que disminuir, las todavía existentes susceptibilidades, respecto a los otros, a los distintos en nuestra sociedad, lo que hará será exacerbar los rencores y odios, impidiendo que el proceso de interculturalidad, al que la inmensa mayoría de los bolivianos nos adscribimos, se vea frenado por la venganza y el resentimiento.

No es el en ámbito de las sanciones que se logran resultados en la convivencia pacifica y armoniosa. Ahí esta el ejemplo de la familia. No creo que el mejor padre, se aquel que recurre al castigo para imponer la armonía y convivencia familiar. En la medida en la que la autoridad (sea este un padre, en el caso de la familia o los niveles de gobierno, en la sociedad) se imponga por el castigo, más que por el razonamiento y respeto, nunca estará seguro que en su ausencia, se mantenga la convivencia pacifica y armoniosa de los miembros de su grupo. La sociedad Bolivia y en particular, los que la dirigen, tienen la responsabilidad de construir una sociedad en democrática, con equidad y desarrollo.

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