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Don Waldo Albarracín Sánchez, escribe en AULA LIBRE: "Se trata de impulsar verdaderos liderazgos en los altos tribunales, también en la Fiscalía, pese a éstos no los elegiremos aún. En ese sentido, la depuración parlamentaria, no puede incurrir en la mediocridad de manipular el proceso para que sólo se elija a sus correligionarios, necesitamos promover a apóstoles del derecho impermeables a la presión política y económica, esos juristas pueden ser los verdaderos impulsores de la construcción de un sistema judicial diferente, acorde al proceso de cambio."
Y tiene razón necesitamos, como jueces, apóstoles del derecho... Como nunca los tuvimos, salvo poquísimas excepciones, ni los tendremos con el actual proceso eleccionario de magistrados de la justicia. Estamos hablando de la más reciente mula del MAS, con la que una vez más, quiere hacernos tragar ruedas de moilino, a título de democracia inédita...
Detrás de este tipo de advertencias y quejas, se percibe una suerte de invocación al supuesto sentimiento revolucionario de izquierda de los que actualmente mandan y cabalgan el poder. Llamados que estos han ignoradó olímpicamente, dispuestos ha hacer lo que sus dos tercios le permiten. Hacer lo que les venga en gana, esta vez, en función de anular la independencia del Órgano Judicial y someterlo a los designios de Evo Morales.
Y no podía haber sido de otro modo. Los líderes del proceso de cambio no pueden ir contra el sentido de concentración total del poder en manos del Ejecutivo y el Jefe de Gobierno, porque esta es una condición dictada por el tipo de estructura social que estos buscan imponer en el país. Estructura, que no es otra que: el modo de producción socialista de economía estatizada. El que, como muestra la experiencia en el mundo socialista marxista leninista (ya defenestrado por la historia del siglo XX), no puede funcionar sino es por medio de la concentración extrema del poder y la anulación de toda disidencia y oposición. En cuya aniquilación, ahora se apela al sistema judicial para dar apariencia de democracia y legalidad, porque no pueden ya hacerlo como antes hacian los Lenin, Stalin, Mao... a la mala, a rompe y raja y de frente. Hoy los caudillos de vocación dictatorial, los que se sienten llamados a domesticar a sus pueblos, no pueden ya utilizar los métodos de los Stalin, Pol Pot, Castro y demás imitadores. La moral internacional ha impuesto los valores de la democracia como algo que ya ni éstos pueden ignorar.
Si la justicia ha de mejorar en Bolivia, si algún día vamos a tener jueces como los que recomienda Don Waldo Albarracín... no ha de ser por apelar a los líderes del país y tocar su conciencia y buena voluntad (que... quizás las tengan, pero muy arrinconadas), sino, por cambiar las estructuras sociales del país.
Por establecer un nuevo modo de producción que conduzca a los magistrados, jueces y fiscales a una conducta apropiada, y a los capos del Ejecutivo a respetar la independencia de poderes, aún a pesar de su voluntad o con esta misma. Nuevas estructuras que tendrán que ser definidas por oposición a las actuales estructuras del modo de producción colonialista interno, que padecemos los bolivianos desde la fundación de la república como herencia maldita de la Colonia. Esto es, a favor de la libertad, la igualdad y el derecho... En función de limitar el inmenso poder acumulado por las elites oligárquicas (de izquierda y derecha) y mejorar las condiciones de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía. Como en defensa de la democracia. De la independencia de poderes, cualidad conculcada por la oligarquía desde siempre en su afán de manejar los recursos públicos y el estado como si fuera su finca y feudo.
Nuevas estructuras, que empiecen por nacionalizar el estado boliviano, privatizado feudalmente por la oligarquía tradicional como por los nuevos grupos en ascenso. Devolverle la soberanía a la masa popular, como plantea el modelo de sociedad Socialista Libertario, que proponemos.
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