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La denuncia de la Convención de Viena marca un nuevo error de política exterior del gobierno del Movimiento al Socialismo, la cual se ha caracterizado por su carácter errático y su sometimiento a los lineamientos ideológicos de Chávez o a los intereses de sectores políticos del partido de gobierno, como las ONG´s antiglobalización o los cocaleros. En todo caso, quien pierde es el pueblo boliviano que ve sacrificado sus intereses en función de agendas particulares de las autoridades de gobierno.
El último error es un claro ejemplo. El gobierno denuncia la Convención Internacional de Lucha Contra las Drogas bajo el pretexto de que no respeta el consumo tradicional de la hoja de coca que se practica desde hace siglos en el país. Falso pretexto. La Convención fue renegociada en 1988 y en el texto de ese año se indica claramente que se respetaran los usos tradicionales lícitos, por lo que debemos preguntarnos si lo que se busca es utilizar este tema para tratar de recuperar la popularidad perdida por el presidente Morales o evitar que organismos internacionales supervisen la lucha antidroga.
En un tema tan sensible como la causa marítima, en los últimos seis meses hemos pasado de tener las relaciones más cordiales y silenciosas que un gobierno haya tenido con Chile, a continuos enfrentamientos retóricos. Lo grave es que mientras algunas autoridades anuncian demandas ante tribunales internacionales otras insisten en que se continuara con la agenda de dialogo. Mientras por una parte se anuncia acudir ante instancias multilaterales, cuando se llega al OEA, se pide dialogo bilateral.
En el campo político internacional no podríamos ubicarnos en peor lugar. Desde que el gobierno de Evo Morales decidió seguir el modelo de Hugo Chávez y someter nuestra política exterior a los delirios de liderazgo internacional del presidente venezolano, nos unimos a grupo de países gobernados por regímenes autoritarios, que atropellan los derechos humanos y desconocen la democracia, como Irán, Libia, Cuba y Nicaragua. El escándalo que genero la visita del Ministro de Defensa de Irán para inaugurar una escuela militar internacional de la ALBA, no fue un error de protocolo sino una consecuencia de la política de relacionamiento con un Estado condenado por la comunidad internacional por sus vínculos con el terrorismo.
En el campo de política económica internacional, tampoco estamos mejor. Nos negamos a negociar un acuerdo comercial con Europa, dejamos que se termine el acuerdo de Libre Comercio con México y perdimos las preferencias comerciales con los Estados Unidos. Resultado, a menos mercados, menos empleos y menos oportunidades de bienestar para los bolivianos.
La política exterior debe reorientarse para priorizar la búsqueda de inversiones, mercados y cooperación internacional para el desarrollo. La prioridad debe ser la lucha contra la pobreza y no los dictados de Chávez o el pago de cuentas a las ONG´s que mantuvieron a funcionarios de gobierno durante sus épocas de oposición.
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