Jorge Marquez Meruvia
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El gobierno del Presidente Morales viene diciéndonos a todos los bolivianos desde el principio de su mandato que es un gobierno plural, tolerante, democrático y defensor de la naturaleza. Parecía que realmente venia un “proceso de cambio”. Lamentablemente el inevitable paso del tiempo demuestra lo contrario, un gobierno con marcados rasgos autoritarios, intolerante, autocrático y destructor de la madre tierra.
Los grandes cambios que esperábamos sobre este gobierno aún no llegaron, prometieron que en unos años íbamos estar como Suiza, y al parecer lo estamos, como la Suiza del Siglo III para abajo. Al parecer el problema del gobierno es reescribir la historia, reescribirla con los mismos errores del pasado. Es posible que el fervor revolucionario nos lleve al delirio de que estamos mejor que antes. El gobierno del MAS cree que su poder es eterno (primer problema de reescribir la historia) creo que no les iría mal si repasan algo de Foucault, para darse cuenta que el poder es dinámico y que tienen la fortuna de tenerlo de su lado.
El “Proceso de Cambio” que debería de cambiar la cultura política y terminar con la costumbre de la confrontación, no mostro ningún cambio, al igual que en la revolución de 1952 lo único que sabe hacer es mostrar a quien es el enemigo del proceso, echarle la culpa de los errores propios a todos los que no piensan igual y tener varios enemigos imaginarios.
Como ya es parte de los usos y costumbres de los bolivianos los problemas vendrán después de carnavales. Espero que el gobierno se entere en este año que la relación con el pueblo no es de las mejores y que las revoluciones deben avanzar, como lo expreso sabiamente Woody Allen… “una relación (revolución) es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere. Y me parece que lo que aquí tenemos es un tiburón muerto”.
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