lunes, 30 de enero de 2012

ENTRE LA MACRO Y LA MICRO

Oscar Ortiz Antelo
oscarortizantelo@gmail.com

El discurso del presidente Evo Morales conmemorando su sexto año de gobierno está lleno de cifras macroeconómicas positivas, las cuales según el gobierno del Movimiento al Socialismo se deberían a las políticas ejecutadas durante su gestión. La realidad nos muestra que la mayoría de estos logros son modestos y no han logrado elevar sustancialmente los niveles de bienestar ni dar soluciones a los problemas estructurales que originan los altos niveles de pobreza que sufren aún el 60% de los bolivianos.

Es paradójico que un presidente que se ufana de haber acabado con el neoliberalismo se concentre tanto en logros macroeconómicos. Quizás no hay más que mostrar. El crecimiento económico ha sido positivo, entre el 4% y el 5%, las reservas superaron los diez mil millones de dólares y las exportaciones son superiores a los nueve mil millones. Si analizamos en detalle este crecimiento, veremos que la mayor parte está basada en las exportaciones de gas y de minerales, las cuales no se han incrementado en volumen sino en precios. En los hechos el único salto de producción lo generó la Minera San Cristobal, un proyecto privado antiguo.

Si además de compararnos con relación al periodo  2000 – 2005, lo hiciéramos con la década de los noventa en la cual se implementaron las reformas estructurales veremos que el crecimiento ha pasado del 4% al 5%, un salto muy pequeño si tomamos en cuenta las increíbles condiciones de la economía mundial desde el año 2005. Peor aún, si nos comparamos con otras economías latinoamericanas veremos que estamos cada vez mas atrasados con relación al salto productivo que han tenido muchas de estas naciones y que nuestros logros son bastantes mediocres. Paraguay por ejemplo, ha llegado a crecer el 14.5%

Las causas de esta situación son la falta de seguridad jurídica, la ineficiencia de las empresas públicas y políticas equivocadas como la prohibición de exportaciones y la prohibición de transgénicos. El uso de militares para tomar las empresas nacionalizadas paralizó de las inversiones. El estatismo ha concentrado la mayor parte de la economía en unas empresas que no logran los más mínimos niveles de eficiencia y que en su mayor parte producen menos que antes. La prohibición de exportaciones nos hace perder la oportunidad de que el sector privado pueda crecer aprovechando los altos precios internacionales.   

También, la falta de políticas publicas orientadas a incrementar la productividad como por ejemplo mejorar la calidad del sistema educativo y la cobertura del sistema de salud, así como el creciente problema de la inseguridad ciudadana, contribuyen a que si bien hoy los ciudadanos perciban un ingreso superior, las condiciones de vida de la población no hayan mejorado significativamente y los niveles de vulnerabilidad frente una crisis económica sean muy altos.

La solución pasa por desarrollar un modelo de economía solidaria de mercado que impulse la inversión y, simultáneamente, genere oportunidades de acceso a empleos sostenibles para la población más pobres. Menos populismo, más solidaridad. Menos política, más producción.

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