Oscar Ortiz Antelo
oscarortizantelo@gmail.com
Las primarias para la nominación del candidato a presidente que enfrentará a Hugo Chávez en los próximos comicios, además de candidatos a gobernadores y alcaldes, tuvieron un éxito muy superior a lo esperado. Si bien, las primarias concitaron una inmensa atención y seguramente tendrán un profundo impacto en la evolución de la situación política en Venezuela, en mi opinión lo más importante es el apoyo y la confianza que una parte muy importante del electorado le ha dado a la organización de la oposición en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
La participación ciudadana fue impresionante. Frente a un padrón total de 18 millones de electores y un promedio de votantes de poco más de 11 millones, votaron alrededor 3 millones, a pesar de que la participación significaba un claro compromiso con la oposición. Uno de los principales obstáculos que la MUD tenia, era lograr que la gente venciera el temor a ser identificada como adversaria al gobierno, lo que no sucede en las elecciones generales donde todos acuden a votar y en teoría no se sabe a quienes apoyaron. El temor a represalias es justificado, dado que en una anterior oportunidad se despidieron a los funcionarios públicos que firmaron en el referéndum contra Chávez.
Como observador internacional, fuí testigo del entusiasmo con el cual la gente acudía a votar y de la paciencia con la que esperaban entre dos y tres horas para sufragar, dado que la Corte Nacional Electoral fusionó recintos y mesas electorales. Jamás olvidaré aquellos rostros orgullosos que nos mostraban sus dedos marcados con tinta indeleble, diciendo No Tengo Miedo o Viva la Democracia, a pesar de los organizadores los habían liberado de la obligación de mojarse con la tinta para que evitar represalias.
Hay que destacar que las primarias fueron organizadas conjuntamente por la Corte Nacional Electoral y la Comisión Electoral de la MUD. De esta forma ambas se legitimaron. Fue una decisión difícil para la oposición democrática porque significó reconocer legitimidad a una entidad oficial cuya transparencia siempre han cuestionado. No obstante, los líderes de la unidad democrática han definido jugar en los espacios democráticos que quedan y así enfrentar al autoritarismo con la legitimidad del apoyo popular mayoritario.
Muchas cosas cambiarán en Venezuela. La Mesa de Unidad Democrática es el espacio desde el cual los líderes opositores han gestado una alternativa para el futuro de Venezuela, dándole a la opinión publica una opción real de gobierno sin Chávez, la cual no se basa en el rechazo a él sino en un proyecto social, pacifico y democrático para todos. La transición, será muy difícil y requerirá mucha serenidad y sabiduría para que se desarrolle pacíficamente. El régimen conserva un importante apoyo popular y el control absoluto de los principales factores de poder y los defenderá a toda costa. El incierto estado de salud del presidente provoca aun más incertidumbre. Sin embargo, todo indica que la primavera democrática está llegando a Venezuela.
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