lunes, 5 de marzo de 2012

El suicidio en la sociedad plurinacional

Franz Rafael Barrios Gonzalez
franzrbarrios@yahoo.com

¿La liberación del cautivo?

Si bien la suicidología ha sido desarrollada históricamente por el humano de forma particular, según a la época y los lugares en específico, la comunidad opinadora suele hallar en Durkheim los mejores trabajos al respecto, ya que reúne de manera pedagógica los rasgos/argumentos más comunes por los cuales -se supone- las personas determinan suicidarse.

En la tipología de Durkheim se distinguen:

1. El suicidio egoísta. Que se ocurre por la ensimismación (individualismo exacerbado) del suicida y su negación como ser de sociedad. En este caso el suicida no es que desconoce cierto grado de regulación (estatal y/o social), sino que sencillamente se considera como un "cable desconectado" del entorno social, y por tanto prescindible hasta de sí mismo;

2. El suicidio anómico. Es asumido por el suicida, más que por ausencia de regulación ya sea estatal y/o social, por un desconocimiento voluntario hacia la regulación, asentida por común acuerdo y que rige en el espacio donde cohabita socialmente;

3. El suicidio altruista. Al contrario del suicidio egoísta, en esta variedad el suicida extravía la conmensura de su esfera de individualidad para, reconociéndose parte indivisible del conjunto societal, ofrecerse por lo que considere un fin superior ulterior y colectivo.

El suicidio como se podrá inferir no es un fenómeno unipersonal, pues se ocurrirá siempre con incidencia del entorno social del suicida, ya se éste un entorno ausente y/o presente, y por más que el suicidio egoísta aparentemente quiera demostrar lo contrario, aun así el suicida recurre al parámetro social, sobre el cual fundará finalmente su suicida disposición.

Ahora bien, tomando en cuenta que el suicido responde socialmente a la ausencia y/o la exacerbación de (inter)relaciones sociales y/o estatales, uno de los casos que mayor impacto puede despertar en el tiempo reciente es el de los índices de suicidios que se quisieron ocultar durante la otrora RDA[1]. Así se conoce que el régimen comunista, que había secuestrado a la Alemania Oriental, como una de sus últimas disposiciones se deshizo de cualquier vestigio que pudiera haber brindado certidumbre sobre los índices de suicidios ¿Por qué lo harían? Considero que lo hicieron porque consideraban que el índice de suicidios profundizaría el quebrantamiento moral de la población cautiva, y por tanto evidenciaría que la aversión hacia el régimen comunista trascendía de lo meramente político hacia lo vital. En sí, el temor que motivó al régimen comunista la prohibición de informar sobre los índices de suicidios fue justamente el encubierto porqué de los mismos.

Asimismo considero que el régimen comunista de la RDA, habiendo secuestrado/violado todo en cuanto pudo de las libertades civiles, vióse obligado a arreciar su totalitarismo cuando descubrió que finalmente sus cautivos habían hallado la única forma de ser libres[2], con el suicidio.

Es en ese entendido suicidógeno es que considero oportuno corresponder a dos de los más recientes, como ensangrentados, episodios de arreciamiento del totalitarismo pluriIRRAcional. Por un lado la masacre a los indígenas en Yucumo[3], y por el otro la masacre a personas con capacidades diferentes en pleno centro político[4]. Episodios del arreciamiento totalitarista pluriIRRAcional que como advertí, ahí donde el centralismo oficialista -y represor- "interviene" solamente causa luto, dolor, y mayores tensiones sociales[5].

Estos dos episodios de ensangrentamiento boliviano comparten algo más que la gorilezca violencia del centralismo pluriIRRAcional, pues comparten el que tanto indígenas como personas con capacidades diferentes clamen que "no les importaría morir"; en el caso específico de las personas con capacidades diferentes que "no tienen qué más perder", considerando su convaleciente precondición física. Es decir que, estos dos masacrados sectores, y los que vendrán en la medida que los masacradores lo provoquen, anuncian estar predispuestos a un "suicidio", si bien a partir desde sus demandas en específico, pero con un más que evidente fin ulterior, que es el de legar sus vidas a la causa común boliviana, que es la de evacuar en cuanto antes a los masacradores enquistados en el poder político (más no cultural). Debe aclararse que aquí lo que se pretende no es discurrir sobre los dogmas y/o convencimientos espirituales de indígenas y personas con capacidades diferentes, objetivamente se pretende evidenciar conductas sobre la base de hechos.

Finalmente, y según la suicidología durkheimniana, puédese corresponder este clamado "suicidio" de parte de los vejados sociales como uno de índole altruista, pero a su vez motivado por las evidentes conductas anómicas de parte de los masacradores del poder político (más no cultural), que se declaran desconocedores de cualquier ordenamiento, sea éste espiritual y/o legal.

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[1] En 2006 dichos eventos históricos fueron filmorecreados por Florian Henckel von Donnersmarck bajo el sugestivo título La vida de los otros. En esta pieza fílmica el director y guionista pretendió (cosa que logró) evidenciar la extrema intrusión de la Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado) en la vida de los otros. En una entrevista el director y guionista compartía "se podía notar que todos, incluso hasta el final del régimen, sentían miedo: miedo de la Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado), miedo de sus 100.000 funcionarios, que habían sido cuidadosamente entrenados para investigar "la vida de los otros", la vida de todos aquellos que pensaban de forma distinta, que tenían un espíritu demasiado libre y, sobre todo, la vida de los artistas y de la gente que trabajaba en disciplinas artísticas. Se hicieron grabaciones de todos los aspectos de la vida. No había ninguna esfera privada y no había nada que se considerara sagrado, ni siquiera los miembros más próximos de la familia. He hablado con víctimas de la Stasi que fueron detenidos y acosados en Hohenschönhausen (donde estaba localizado el principal centro de detención de la Stasi)." (La Vida de los Otros, una película que retrata a la Stasi; La brújula digital)

[2] La literatura universal ha apadrinado muchas correspondencias del suicidio. Philipp Mainländer es uno de los autores que ha determinado p.ej. que Dios se habría suicidado, y que la no existencia de su ser finalmente dio paso a la vida. A decir del autor el Big Bang se hubiera ocurrido producto del suicidio de Dios, de su auto-reflexión final, "Esta unidad simple que ha sido, ya no existe más. Ella se ha fragmentado, transformándose en escencia absoluta en el universo de la multiplicidad. Dios ha muerto y su muerte fue la vida del universo" (PHILLIP MAINLÄNDER: el héroe de Nietzsche y E.M. Ciorán; por LuchaLibro; 2011). La autora Sandra Baquedano Jer, escribe sobre la versión creacionista de Mainländer "Así, el universo no habría surgido por un deseo de creación divina, sino que sería el resultado de un agotamiento de voluntad divina. La filosofía de la descomposición o desintegración del universo significa que todo lo orgánico e inorgánico está subordinado a la ley del debilitamiento de la fuerza, es decir, que también el ser humano está en el universo para morir y no ser más. La muerte de Dios habría generado la vida, pero el curso vital no es distinto al proceso lento de desintegración divina. Se trata de una voluntad que se verifica a diario en los cementerios, pero que forma parte de un télos cosmológico." (Antología: Phillip Mainländer; Estudio preliminar por Sandra Baquedano Jer; Fondo de Cultura Económica. )

Para Schopenahuer el suicidio efectivamente siendo un acto de la voluntad, podría liberar al suicida de sus constantes tormentos. En un principio, el suicida no se estaría liberando tan solo de meras circunstancias (tormentos), sino que se liberaría de la voluntad misma, que es lo que según el autor determina asumir las circunstancias. No obstante, el suicida según el autor, podría las más de las veces extinguir su voluntad con la esperanza de hallar otra nueva, por ejemplo en la "reencarnación", y con ello el suicida buscaría suicidarse -voluntariosamente- en pro de una nueva voluntad, y así el ciclo schopenahueriano continuaría.

Por su parte una emergente doctrina jurídica contemporánea tiene cierto apego por considerar al suicidio -per se- como a un Derecho de igual raigambre constitucional que el de la vida. El autor Lawrence Stevens, J.D. sostiene al respecto "A pesar de esto, la opinión jurídica que sostiene el derecho a morir subraya la autonomía y autodeterminación como fundamento de la decisión y, por lo mismo, ratifica mi criterio que cada uno de nosotros somos nuestros únicos dueños — dueños de nuestros cuerpos y de nuestras vidas. Estos jueces ratifican mi criterio que el derecho de suicidarse es un derecho civil." (El suicidio: un derecho civil, antipsychiatry.org)

[3]http://www.paginasiete.bo/2011-09-26/Nacional/NoticiaPrincipal/02Esp01260911.aspx

Ver también:
REPRESIÓN SOCIAL PLURINACIONAL
http://franzrafaelbarriosgonzalez.blogspot.com/2011/09/represion-social-plurinacional.html

El modus operandi de la represión oficialista
http://franzrafaelbarriosgonzalez.blogspot.com/2011/09/el-modus-operandi-de-la-represion_22.html

[4]http://www2.elmundo.com.bo/index.php/politica/302-condenan-represion-a-discapacitados-y-el-gobierno-solo-culpa-a-infiltrados

[5] Deshojando la Margarita
http://franzrafaelbarriosgonzalez.blogspot.com/2012/01/deshojando-la-margarita.html

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