miércoles, 3 de octubre de 2012

EL FRACASO DEL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL

Armando Méndez Morales
amendezmo@yahoo.es

La Directora Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Chistine Lagarde, declaró ligeramente que se le había dado un plazo, hasta septiembre de este año, para que Argentina mejorase la calidad de su información en cuanto al producto interno bruto y a la tasa de inflación, utilizando términos futbolísticos. Dijo que le sacó "tarjeta amarilla" y que luego le sacaría "tarjeta roja" si Argentina no cumpliese con lo requerido.

La respuesta no se dejó esperar. La Presidente Cristina vda. de Kirchner, en su mensaje ante la Asamblea de la ONU, le respondió diciéndole que su país no era un cuadro de fútbol y que no le permitía ninguna presión o amenaza a su país. Le recordó que el FMI intenta reorganizar la economía mundial en crisis y no logra su objetivo.

Chistine Lagarde olvidó que ella es una empleada de una institución internacional de la cual sus "dueños" son los países miembros, entre ellos está Argentina. Por tanto, no es la persona indicada para hacer la desafortunada llamada de atención que hizo.

El FMI se fundó terminada la Segunda Guerra Mundial con el fundamental propósito de que los países miembros honrasen sus obligaciones financieras de manera pacífica y civilizada, en un mundo donde existen países deudores y por tanto países acreedores. Hay que recordar que esa funesta guerra tuvo como causa precisamente la imposibilidad –cierta o no- de Alemania de pagar su deuda externa, a su vez como consecuencia de su derrota en la primera guerra. Alemania decidió no pagar y prefirió atacar con sus fuerzas armadas a los países europeos.

Como en cualquier país hay gente deudora y acreedora, en el mundo siempre existirán países deudores y su contraparte países acreedores. El problema está en los deudores. En un mundo civilizado y globalizado los deudores deben ser capaces de honrar sus obligaciones. Esto significa que un país que tiene continuos déficit en cuenta corriente de balanza de pagos, está acumulando deuda con el mundo. Por tanto, tiene que ajustar su economía para lo cual firma una carta de intenciones con el FMI con el propósito de que en un tiempo prudencial, el país corrija ese desvío y retorne a un nivel tolerable de déficit.

La experiencia histórica demuestra que el FMI no tuvo éxito en lograr su objetivo. Prueba clara de esto es la descomunal deuda externa que tiene la mayoría de los países europeos, hoy, y también los EE.UU. ¿Dónde estaba el FMI durante todos estos años? Gran parte de su tiempo dedicó a los países de América Latina, debido a que estos crónicamente son deficitarios. Excepcionalmente algunos son superavitarios, hoy Bolivia es uno de ellos.

Bolivia estuvo entre los primeros países que firmó una carta de intenciones con el FMI allá por el año 1956. En los años setenta del siglo pasado Bolivia no tuvo acuerdos, aunque casi siempre presentaba déficit crónico en cuenta corriente de balanza de pagos. En los años ochenta, cuando estalló la hiperinflación, tampoco tenía acuerdo con el FMI. Recién se lo hizo el año 1987 luego de parar la hiperinflación con esfuerzo propio. A partir de ese año y hasta el año 2005 Bolivia firmó cartas de intenciones con el FMI, sin embargo, no se logró el objetivo de reducir el déficit en cuenta corriente de balanza de pagos y, por tanto, la deuda externa de Bolivia siempre crecía. El resultado fue que Bolivia no pudo honrar sus obligaciones externas, las mismas que fueron condonadas. La primera condonación se obtuvo de la banca internacional y por un monto del orden los mil millones de dólares; la segunda se dio en los años noventa y que vino por el lado de la deuda con países, denominada deuda bilateral. Finalmente, la más conocida, es la que se recibió por parte de los organismos internacionales de finamiento, como son el Banco Mundial, el BID y el mismo FMI, bajo el programa denominado HIPIC (Países pobres altamente endeudados) suscrito el año 1999, pero efectivizado recién cuando llegó al gobierno el presidente Evo Morales. Este monto es del orden de los 3,200 millones de dólares.

En conclusión, el FMI fracasó con Bolivia. No se pudo reducir el déficit de cuenta corriente. Sin embargo, luego se logró no sólo reducir el déficit sino convertirlo en superávit, levemente a partir del año 2003, luego acentuado, situación que continua hasta el presente, gracias a la exitosa exportación de gas. Esto explica por qué Bolivia no volvió a firmar una carta de intenciones con el FMI desde el año 2006.

A Bolivia, al igual que a 14 países africanos y tres centroamericanos se les condonó la deuda con organismos internacionales porque eran montos pequeños. La condonación no es posible para los países europeos deudores o para los EE.UU, cuyas enormes deudas son con privados y con la banca internacional.

La crisis europea confirma el fracaso del FMI. La mayoría de los países europeos está sobre endeudada. La consecuencia es la recesión, que nadie sabe cuán grave será ni cuanto tiempo durará. Para el resto del mundo se viene una época de lento crecimiento. Lo que sabemos a ciencia cierta es que el FMI, un organismo internacional, fracasó en su objetivo.

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