lunes, 10 de diciembre de 2012

UMSA: REAL AUTONOMÍA

Oscar A. Heredia Vargas
docenteumsa@yahoo.es
 
La AUTONOMÍA nos llena de ansiedades particulares y colectivas que nos distraen de la tarea pública imperiosa para salvaguardarla.

Shakespeare, subrayó lo siguiente: ¡El mundo está desquiciado! ¡Vaya faena, haber nacido yo para tener que arreglarlo! Tal vez cercano a este pensamiento, el 30 de noviembre del 1830, nuestro Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, abrió las puertas de una institución de transformación social en aras de contribuir a un nuevo pensamiento político, económico y sociocultural. Universidad emancipadora.

Hoy un docto universitario boliviano luego de una revisión histórica diría que somos herederos de una trilogía de modelos de universidades con diferentes matices a los originales: Colonial, Napoleónica y Americana, que nos aleja del papel protagónico de brindar verdaderas propuestas y soluciones a los problemas del país.

Otro versado investigador extranjero nos habla de tres tipos de crisis a la que se enfrenta la universidad: de Hegemonía -incapacidad de desempeñar cabalmente funciones contradictorias-; de Legitimidad -incapacidad de entender que dejamos de ser consensuales-; de Institucionalidad -contradicción entre la reivindicación de la autonomía en la definición de valores y objetivos de la universidad y la inhabilitación de dar respuestas a la dependencia económica-.

Nosotros hablamos de la visualización de la crisis de quienes son incapaces de rever su pensamiento intelectual -víctimas de su historia y no agentes constructores de ella-, y no así de crisis de la Universidad, algunas élites no estuvieron y no están a la altura de los nuevos desafíos. Sentimos ya, la fatiga a la complacencia.

Ante ello, la Sociología de la Educación no tradicional, nos conduce a avizorar una reforma inteligente: democrática, participativa y liberadora, en un marco donde interactúen los procesos: educativo y social de manera holística educación-sociedad y sociedad-educación, o viceversa.

Reafirmando de manera prevalente la función social de ser constructora y productora de conocimiento, debemos ser capaces de reconocernos y rescatar la capacidad de proveer a la sociedad de saber, crítica y razón para consolidar o cuestionar el sistema político en función del interés de Estado. Crear instituciones y preservarlas con acuerdos con los demás. Proponer leyes entre muchos de lo que afecta a muchos. Tenemos que recuperar la prioridad en las políticas públicas.

La oportunidad histórica está dada. Un Principio innegociable debe guiar el nuevo devenir: LA REAL AUTONOMÍA. Isaiah Berlin, nos habla de Libertad Positiva -forma de adquirir autonomía que le permita realizarse o cumplir a través del recorrido por el camino acertado a partir de la educación y recursos mentales utilizando el mejor lado de la naturaleza humana-. Un Humanismo Rebelde como deber social.

La Autonomía Universitaria es como el aire, algunos afirman que es la causa de muchos males, sin embargo recién la valoramos en toda su necesidad vital cuando nos falta. La actividad académica no consiente reducciones egoístas, los académicos no somos Bonsáis, más bonitos cuando se nos recorta.

Debemos hacer entender al gobierno que la Autonomía Científica y Pedagógica de NUESTRA UNIVERSIDAD no debe fundarse en la dependencia financiera.

Empleemos nuestro poder de decidir hasta que se gaste; y a continuación prosigámoslo usando, inclusive ligado con cables. Es preferible eso a dejarlo enmohecer. No hay vacios de poder; si por debilidad o inocencia no ejercemos la cuota de poder que nos corresponde.

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