viernes, 3 de mayo de 2013

NUESTROS MUERTOS NO SON NUESTROS

Zulema Alanes Bravo
zalanes@hotmail.com

Desde hace 20 años, el 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Este año, se centra en el tema: "Hablar sin riesgo: Por el ejercicio seguro de la libertad de expresión en todos los medios".

Garantizar la seguridad de los periodistas constituye un complejo desafío en tiempos en que los asesinatos de periodistas, trabajadores de los medios y productores de medios sociales van en aumento. El 2012, fueron asesinados 121 periodistas, casi el doble de 2011 y 2010, la mayoría de estos crímenes continúan en la impunidad. A más del acoso, intimidación, detenciones arbitrarias y ataques a través de Internet contra periodistas en muchas partes del mundo.

Así fue siempre. Lo comentábamos entre colegas periodistas durante un encuentro casual en el MUSEF, a propósito de algunos datos históricos sobre los protagonistas de la revuelta laboral más importante del Siglo XIX que inicióla conquista de la jornada laboral de 8 horas. Andrés Gomez me sugirió que lo destaque en esta columna, porque muchos no lo sabían.

Tres periodistas –Adolf Fischer y August Vincent Thoedore Spies y Albert Parsons– y dos tipógrafos –George Engel y Michael Schwab–-, figuran en la lista de los Mártires de Chicago en cuyo homenaje se instituye el 1ro de Mayo como el Día Internacional del Trabajo. Junto a ellos, otros tres sindicalistas anarquistas fueron acusados de encabezar las protestas por la conquista de la jornada de 8 horas de trabajo, iniciadas el 1 de mayo y que culminaron el 4 de mayo de 1886 en la Revuelta de Haymarket.

El 11 de noviembre de 1887, murieron en la horca:George Engel (alemán, 50 años, tipógrafo), Adolf Fischer (alemán, 30 años, periodista), Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista, que no estuvo presente en las protestas pero se entregó en solidaridad con sus compañeros), AugustVincentThoedoreSpies (alemán, 31 años, periodista) y, Louis Lingg (alemán, 22 años, carpintero que para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda).

Además fueron condenados a cadena perpetua Samuel Fielden (inglés, 39 años, obrero textil) y Michael Schwab (alemán, 33 años, tipógrafo) y, Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor) a 15 años de trabajos forzados.

En el 2013, encuentro una sola explicación para esas muertes – las históricas y las más recientes– y todos los delitos que vulneran el ejercicio seguro de la libertad de expresión: el periodismo basado en la libertad, la verdad y la justicia indefectiblemente pone a periodistas como combatientes de primera línea, en un campo de batalla en el que muchas veces se juega la vida.

Añado además, en ausencia de compromiso, el mejor oficio del mundo pierde el encanto, y casi siempre termina sirviendo a los intereses del poder. Honor y gloria a nuestros muertos que no son sólo nuestros, son universales.

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