miércoles, 5 de febrero de 2014

FLUJOS Y REFLUJOS DEL SINDICALISMO




Gonzalo Rodríguez Amurrio
rodriguez.go@gmail.com
http://libertadesdemocraticas.blogspot.com

No cabe duda que la fundación del PT en un congreso organizado para ello por la COB, en marzo de 2013, fue una decisión valiente del sindicalismo boliviano. Tuvo la virtud de reflejar el estado de rebeldía del movimiento obrero frente al gobierno y que, en los últimos años, se vino acumulando en las bases sociales que representa esta máxima organización sindical.

No obstante ello, en los últimos meses una serie de acontecimientos viene mostrando que las principales direcciones sindicales nacionales, e incluso departamentales, terminaron postradas ante el actual esquema de gobierno.

Tal fenómeno buscará ser presentado por el oficialismo como un reencuentro del movimiento obrero con el llamado proceso de cambio. Sin embargo, no le será posible invisibilizar la alta dosis de oportunismo, por decir lo menos, del que se sirvió para lograr comprometer nuevamente a su favor a las principales direcciones sindicales, más no así a la base misma del movimiento obrero.

Las mieles del poder se fueron escurriendo hacia las direcciones sindicales en pos del resultado que se conoce. La oferta de movilidades, de edificación o refacción de sedes sindicales y de bancas parlamentarias, entre otras cosas, hicieron sentir su peso, sobre una mentalidad oportunista que aún constituye la principal debilidad del sindicalismo y sus consiguientes estados de reflujo.

La actitud indigna de sucumbir ante esas mieles del poder marcará buen tiempo a los dirigentes sindicales involucrados, siendo reprochable no solo desde el punto de vista ético, sino y con énfasis porque tales conductas causan un daño incalculable a la credibilidad de las organizaciones sindicales, lo que en definitiva convierte la adhesión oportunista hacia el gobierno en el acto más irresponsable hasta ahora conocido.

La credibilidad de la COB y de las otras organizaciones sindicales como nunca ha quedado en entredicho y, tal pérdida, sin duda, afectará a corto y mediano plazo las legítimas reivindicaciones de los trabajadores. Quienes vieron con simpatía la rebeldía obrera, dudarán hacia adelante respecto a mantener ese sentimiento, por lo que remontar ese descredito costará enormes esfuerzos.

De otro lado, el oficialismo hace gala de su trofeo y se ufana de haber acertado un golpe mortal al PT, organización política que sin antes haber cumplido un año de vida se ha convertido en el fantasma que le quita el sueño al gobierno.

Es cierto que tales cooptaciones de las cúpulas sindicales por el oficialismo dificultan al PT cumplir con los requisitos del trámite de su personería jurídica. Pero, tan terrible situación lo desafía a cualificarse y a saber dar respuestas a esa población que se interesa en su futuro. Al respecto, sin que necesariamente se lo haya propuesto, a esta reciente organización le toca mostrar que no solo es una verdadera expresión de la conciencia política y reserva moral del movimiento obrero, sino ante todo que tiene la sagacidad para estar presente en este año electoral, expandiendo su influencia hacia los sectores no obreros.

Las mencionadas adhesiones al gobierno, basadas en el oportunismo y no en principios, revelan a su vez que el oficialismo teme el real alejamiento del movimiento obrero y tras de él de otros sectores sociales, por lo que - erróneamente - busca detener tal tendencia, irrefrenable en el tiempo, utilizando a los dirigentes sindicales que se han puesto a su servicio. Y no logra o no quiere percibir que, en el más profundo sentir del movimiento obrero y de importantes sectores populares, resuena una sigla cual nueva esperanza de identidad y emancipación que ponga fin a los designios del gobierno.

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