lunes, 21 de julio de 2014

LA JUSTICIA BOLIVIANA EN SU PEOR MOMENTO


Gustavo Blacutt Alcalá
Uno de los temas pendientes de la democracia boliviana ha sido y es sin duda la reforma del sistema judicial, los intentos de reforma judicial que se dieron a finales de los años 90, especialmente con la promulgación de nuevo Código de Procedimiento Penal, no han tenido los resultado esperados y podríamos afirmar que hoy la justicia se encuentra en su peor momento.

Desde los inicios de la república, la justicia ha arrastrado una serie de problemas estructurales que se ha traducido en deficiencias normativas y administrativas, especialmente en la dinámica procesal, como el incumplimiento de las normas que garanticen el acceso a la justicia a todos los ciudadanos.

Antes de la llegada del Movimiento al Socialismo al poder, la falta de respeto a las libertades democráticas, tenía su más dramática constatación en ese 85 a 90% de la población carcelaria que sufría detención preventiva, que en los hechos se convierte en gente encarcelada sin resolución judicial, ni sentencia y que a los ojos del mundo no es ni inocente, ni culpable y que permanecen en un limbo jurídico que destruye la vida de quienes sufren esa ignominiosa y dramática situación 

La retardación de justicia, tenía como principales causas, entre otras, la vigencia de leyes decimonónicas, la excesiva carga procesal de los jueces, la burocracia judicial y la corrupción en los juzgados, como la cara más oprobiosa y deficiente del sistema judicial, con juicios que duraban entre 10 o 12 años de promedio y donde los más ricos, tenían casi siempre las de ganar.

La forma en cómo se nombraba a las máximas autoridades judiciales restaba independencia al poder judicial frente a los otros poderes del Estado, lo que implicaba en muchos casos una relación parcializada de los jueces en favor de miembros del partido de gobierno, que se veían involucrados en casos de corrupción pública y otros escandaletes.

Con la llegado del Movimiento al Socialismo al poder se crearon ciertas esperanzas de cambio en el sistema judicial, cuyos primeros resultados deberían haberse reflejado en una mejora del acceso a la justicia para resolver al menos, en parte el tema de la retardación de justicia, asimismo se esperaba la casi eliminación de la detención preventiva y la modernización de leyes que implementen procedimientos agiles, orales y transparentes, sin embargo 9 años más tarde, dichas esperanzas se transformaron primero en una preocupación y luego en una gran desilusión, al constatar de que el sistema judicial, en vez de mejorar ha sufrido un gran deterioro que ni el propio gobierno puede disimular.

La retardación de justicia, la detención preventiva, la dependencia hacia el poder ejecutivo, la falta de acceso a la justica y los altos índices de corrupción, que eran los males endémicos de la justicia boliviana, continúan con la misma o mayor fuerza que antes y a los que hay que añadir ahora la instrumentalización de la justicia para descabezar la oposición política; el traslado de los juicios, del juez natural de la causa a plazas territoriales distintas y distantes que agravan la situación jurídica y social de los imputados; la utilización del arresto domiciliario sin derecho al trabajo, como una forma más cruel y onerosa que la detención preventiva; la retroactividad e imprescriptibilidad de la ley en materia penal; la aplicación de los procedimientos con altos índices de saña, encono y perversidad, que tiene su muestra más dramática, en el caso del señor José María Bakovic, donde un juez obligo al señor Bakovic asistir las audiencias a pesar de la certificaciones médicas que informaban del grave estado de salud del ex Presidente del Servicio de Caminos y que derivo en la muerte de ese ciudadano.

No cabe la menor duda que la peor hora de la justicia boliviana ha llegado de la mano del gobierno de Evo Morales y no es que la justicia boliviana anterior al gobierno del MAS haya sido un dichado de virtudes, sin embargo nunca en la historia de este país hubo un manejo tan torpe, corrupto, arbitrario y con tanta crueldad como con el gobierno del MAS.

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