lunes, 16 de marzo de 2015

[Aula Libre] UNA REFLEXIÒN SOBRE EL ENFOQUE POR COMPETENCIAS



UNA REFLEXIÒN SOBRE EL ENFOQUE POR COMPETENCIAS
Por: MsC. Carlos Tony Sánchez Vaca

Sabido es que cuando se habla de formación universitaria, el mundo entero reconoce tal acepción, en su forma simple y urgente.  Es una frase, que - en un contexto tercermundista o por decirlo en la jerga apropiada, en un contexto de país emergente – ha sido y es utilizada a "quemarropa".

En nuestro continente, casi de forma explosiva, a partir de las postrimerías del anterior siglo ha aumentado el interés por la educación en aulas universitarias, en razón de las nuevas exigencias de trabajo y condiciones de empleo, más que – lamentablemente – el interés por la investigación o simplemente por el "puro saber". No solo el arte es despojado de su carácter elitista, como manifiesta Vargas Llosa en su "Civilización del entretenimiento", sino que el fenómeno de la masificación de los estudios universitarios es una realidad establecida.

Y la exigencia de este nuevo mundo de fronteras traspasadas, es que los "educados" sean entregados por las Instituciones universitarias al mercado laboral, con una óptima capacidad productiva; no únicamente un individuo que tenga conocimientos y habilidades, sino alguien que – medido en términos de desempeño real en un contexto laboral – sea útil. Un producto de calidad.

Y, claro, no es mera casualidad que la tendencias llamadas "de evolución del contexto" marquen el reloj presuroso a la masificación de la educación universitaria. El avance tecnológico y su inherente complejidad, el predominio del sector servicios y otros aspectos, se unirán  finalmente a las tendencias que afectan a la formación y empleo. Ya en 1984, Masuda señalaba: el paso de una sociedad industrial ( producción en masa y comunicación  de masas) a una sociedad informada (realizaciones más específicas y fluidas) y con "énfasis en los valores internacionales".

Las "Redòpolis" de las que hablaba Bressanddlstler, como una integración de redes especializadas (sociales, financieras, comerciales, industriales,culturales) ya está aquí e, insospechadamente, no hay país en el mundo que escape de esta inmensa telaraña.

Estas mismas tendencias a su vez, generan en los contextos, un cambio positivo en cuanto al avance científico-tecnológico en países emergentes (observado, por ejemplo en nuestro país, con la incorporación y masificación del uso de las TIC`s) . Sin embargo la llamada Agenda del Siglo XXI, intentando escapar de la onerosa y atávica – sin llegar a hacerlo completamente -Agenda del Siglo XX, genera también un espectro de "stress colectivo" en inmenso mar de profesionales, principalmente en los grupos etarios más jóvenes del contexto. Me explico.

La misma transformación de trabajo, en la que ya no existe el concepto de "puesto" sino de "área ocupacional", la empleabilidad temporal (o informalización entre empleador y empleado) y las altas certificaciones (que obligan al profesional a seguir eternamente los estudios de post grado), ha ido generando un aumento considerable no solo de los aspirantes a profesionalización, sino de una aparición de instituciones universitarias sin  solvencia académica y procesos educativos de calidad mediocre, que ofertan a diestra y siniestra, cursos de post grado a una multitud de profesionales temerosos; asimismo legiones de estudiantes (procedentes de clases medias y proletarias) con un alto nivel de presión social y que luchan a capa y espada, "abrirse" un lugarcito en las Redòpolis, que amenazan con desplazarlos y "reasignarlos" a labores de la economía terciaria. (Hoy en día, no es extraño encontrarse con abogados, médicos y otros en trabajos temporales, de comercio e inclusive de transporte).

En este panorama, a mi juicio, particularmente sombrío, se realza -casi mágicamente - el concepto de "competencias". Razones aceptadas universalmente por consenso, hay, y muchas, para justificar una educación bajo un enfoque por competencias. Quizás  la de mayor importancia sea la que dice que se enfoca en que una inversión socio económica dada, debe producir un mejor recurso humano.

Este concepto que define la capacidad productiva del individuo, en base a una maraña de insumos, resultados, procesos, etc. "aprisiona" al que es empleado bajo una compleja red de requisitos a cumplir: tareas concretas, tareas diferentes, problemas de rutina y contingencias extraordinarias. Y no solo las tareas eminentemente laborales, sino la capacidad de respuesta, empatía y desarrollo de habilidades de relacionamiento social.

Entonces se tiene esperar que el individuo esté en plena facultad y haya –adecuadamente - desarrollado sus actitudes socioafectivas y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras (Def. de Competencia) para cumplir sus funciones o tareas: un superfuncionario.

En la Aldea Global Mc Luhania, el ámbito laboral semeja un campo de electrones en caos permanente, cada cual corre con prisa por lo suyo, a tono con el individualismo neoliberal. Este no parece ser el contexto adecuado para afirmar, como Gonzci y Athanasou (enfoque holístico), que "las competencias permiten incorporar la ética y los valores (¿Cuáles?) como elementos del desempeño competente, la importancia del contexto y el hecho de que es posible ser competente de diversas maneras."

Discutible tal afirmación de estos investigadores australianos, a la luz de una sociedad mundial altamente corrupta, más afecta al color del dinero y los placeres abyectos, que a la atención altruista de las necesidades humanas.  Concordante sí, con las demandas estructurales y actitudinales del sistema, que precisa como condición sine quanon de prevalencia, entes competentes, de manera alguna reactivos, sino sujetos pasivos que no cuestionen el porqué de nada. Algo así como un "soldado universal".

Y aunque es veraz decir que los saberes no constituyen la competencia sino que aumentan o disminuyen las oportunidades de ser competente, no lo es tanto ejemplificarlo en su justa dimensión y realidad. Un ejemplo evidente es que solo la aplicación del total del conocimiento en cualquier área, no califica como competencia, sino másbien competencia es la movilización y adecuación de estos recursos. En este sentido convendría preguntarse: ¿Quiénes son aquellos que cumplen la larga lista de requisitos para ser llamados competentes? o ¿Cuáles son aquellos renombrados y excepcionales profesionales a quienes se les puede llamar competentes ?

Y las preguntas más incisivas serían si los profesionales que no califican a este nivel de competencias, debieran ser excluidos de las nóminas laborales por incompetentes o más aún, ¿Cuál sería la certificación válida para calificar como competente a un egresado de una Universidad, vistos y considerando que los "cartones", cartones nomás son?¿ Hasta qué punto son fiables las certificaciones de calidad, ideadas a comienzos del pasado siglo para productos inertes y no para seres humanos (las instituciones académicas son también organismos vivos) con sus implicancias?

¿Dónde quedaría, la genialidad, la subversión, la rebeldía de los genios que han nacido antes de su tiempo, de los que cuestionan la autoridad de tal o cual saber, los paradigmas en boga (léase competencias)? ¿Habrá un espacio para un ¡ Eureka! Arquimediano?, en fin...donde queda el espíritu de la Ilustración en el Alma Mater?

El Paradigma del enfoque de competencias, semeja una moneda de dos caras. En una cara, podría estar toda la formación de calidad, tanto en el claustro universitario como en la vida misma. En la otra cara, solo un signo de interrogación, que puede significar el hallazgo milagroso de un lugarcito laboral fantástico, donde se intente desarrollar plenamente las capacidades y valores, o simplemente un portazo a nuevas y osadas iniciativas individuales, que pretendan romper la estructura omnímoda de la Aldea Global y su sistema.

Las competencias profesionales, es un recurso en un proceso permanente, contínuo, inacabado y sujeto a cambios conceptuales (hoy significa lo que mañana no); no debiera constituirse en "la Lex", la "Vox Dei" que se erija como una espada de Damocles sobre la cabeza de ciudadano alguno. Tampoco debiera considerarse a las competencias, como ladrillos en una torre de Babel de una sociedad tan perfecta, como inexistente. Debiera ser considerada solo como un recurso pedagógico, solo eso y como tal, susceptible de ser transformada, mejorada o desechada en el tiempo, como todo Paradigma.


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Enviado por: carlos tony sanchez <tonysanchez_77@hotmail.com>


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