Decir y hacer es lo que determina el carácter de los seres, es a través de ellos que se ganan y se pierden confianzas, pero sin duda alguna, es a través de la palabra hecha acción, que definimos identidades, importante, para ejercer liderazgos.
Quiero interpretar a Ricardo Homs, en la definición del líder como un conductor social, con la responsabilidad de encauzar la conducta grupal , en función, de una interpretación objetiva y oportuna de la realidad. En esta categoría identifico el liderazgo de Adrián Oliva que a pesar de los pronósticos interesados de fracaso logró, no solo superar las barreras económicas y el absolutismo del poder gobernante, también desdeño la sumisión al caudillismo, y como si fuera poco, su liderazgo moral, su templanza y humildad lograron la unidad de los tarijeños que sienten las heridas de la postergación y la fuga de divisas a la que los condenó el acostumbramiento.
La fortaleza de este proyecto es haber interpretado la libertad como un impulsor de la economía regional, el compromiso y la responsabilidad de la acción libre, estimuló al Tarijeño a diseñar una política desde sus necesidades reales, es así, que se ha subrayado la importancia de la microeconomía como sostén de la estabilidad macroeconómica de Tarija a partir de la revolución productiva en el campo que permita el equilibrio a la política estractivista y de sometimiento, imitada y perfeccionada, eficientemente por el oficialismo.
Un componente básico de la democracia, en su dimensión ética y política, es la inclusión. Con esa conciencia se reconoce el valor de los diferentes líderes de oposición al totalitarismo, que los condeno a la corrupción, y se construye la unidad con total desprendimiento de los diferentes sectores políticos y sociales quienes, después de la experiencia, no conciben la democracia sin un control social sobre el poder, ésta, es la razón por la que el discurso manipulador del oficialismo repele el sentimiento cívico de los Tarijeños.
Estas acciones, entre otras, son las que me permiten identificar a Adrián Oliva como un conductor por su capacidad de encausar la conducta grupal, heterogénea ideológicamente, hacia la unidad de una sociedad que entendió que los valores a privilegiar se concretan en la ley, que solo, si los expresa y es respetada por la autoridad, supone la existencia de la democracia.
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